Hace unos días pude ver la película y recientemente he terminado de leer el manga, por lo que creo que no estaría mal compartir con vosotros un pre análisis de la última película del Studio Ghibli, dirigida por Goro Miyazaki.
Dudas resueltas
Tras el estreno de Gedo Senki, no fuimos pocos los que tuvieron serias dudas sobre Goro Miyazaki con la que fue su ópera prima. Tanto si conoces la saga de Terramar como si no, la película tiene algunos puntos que a los exigentes seguidores del Studio Ghibli no nos acabaron de convencer. En mi opinión la película tiene algunos altibajos en cuanto al guión.
Cuando se anunció el nuevo proyecto de Goro Miyazaki, saltaron las dudas sobre cómo sería su siguiente proyecto. Uno de los cambios más significativos con respecto a Gedo Senki es que en esta ocasión el guión de la película es de Hayao Miyazaki y Keiko Niwa y que –al revés de lo que pasó en su primera película– contó con el apoyo de su padre. No voy a cometer el error de atribuirle todo el mérito a Hayao Miyazaki –porque no sería ser honesto con la realidad– aunque queda claro que el nivel de presión al que estaba sometido Goro era mucho menor y el apoyo mayor.
Argumentalmente, la película está mucho mejor que Gedo Senki, ya que se mantiene el interés a lo largo de toda la película y los cambios realizados con respecto al manga le dan un plus de calidad al proyecto (algo que pasó con Omohide Poroporo, Porco Rosso o Mimi wo sumaseba).
¿De qué va?
Kokuriko zaka-kara nos sitúa en la ciudad de Yokohama en 1964, el año de las Olimpiadas de Tokyo. Umi es una adolescente que regenta una casa donde viven estudiantes. Su madre está trabajando en Estados Unidos y su padre –marinero– desapareció y no se ha encontrado su cuerpo. Aunque lo más lógico es pensar que ha muerto, la protagonista no pierde la esperanza.
Umi es una chica responsable, que ha tenido que madurar a marchas forzadas compaginando sus estudios con el trabajo. No me gustaría destripar muchas más cosas del guión, pues es posible que haya personas que no hayan visto la película. Tan solo decir que esa época fue un poco convulsa porque en Japón –tras el desastre de la II Guerra Mundial– se estaba trabajando para volver a recuperar el esplendor. En esos momentos muchas personas tenían que decidir sobre reconstruir olvidándose del pasado o construir teniendo en cuenta las idiosincracia del país. Y básicamente –sin contar mucho más del argumento– ahí está uno de los dilemas principales del largometraje.
La película no está dirigida a los más pequeños de la casa, pero tampoco llega al extremo de Omohide Poroporo. Es una película para adolescentes y mayores. Probablemente los más pequeños se queden un poco fuera de juego en algunos momentos. A lo largo de la historia hay algunos momentos divertidos, un poco de romance y algunos de esos "momentos Ghibli" por los que ya merece la pena ver la película. En líneas generales, la película me ha gustado mucho.
El manga
La historia está inspirada en un manga creado por Chizuru Takahashi –dibujo– y Tetsuro Sayama –guión– en 1980 y editado por Kodansha en dos tomos. En 2010, Kadokawa Shoten recopiló la historia en un único volumen. La historia del manga es un poco diferente a la que podemos ver en la película, más melodramática y dirigida a un público femenino adolescente. Obviamente, el dibujo también cambia con respecto a la película. En el manga nos encontramos el clásico dibujo shojo manga.
La historia del manga no está mal, manteniendo el interés hasta el final de la historia. De todas formas, reconozco que los cambios aportados por el Studio Ghibli consiguen crear un argumento para un sector más amplio de espectadores. El manga no se ha editado en España, así que si queréis leerlo legalmente podéis conseguir la edición japonesa o la más asequible edición francesa, de la editorial Delcourt.
¿Merece la pena?
Si, sin duda. Así como Arrietty iba dirigida a un público más infantil –y eso se notó en la taquilla– Kokuriko zaka-kara es un proyecto distinto, más en la línea de Mimi wo sumaseba u Omohide Poroporo. Sobre Mimi ya he confesado mi predilección en alguna ocasión y Omohide me parece una muy buena película, más adulta e introspectiva. El segundo proyecto de Goro Miyazaki estaría en un punto intermedio.
Si os interesa una opinión más en profundidad –en la que trataré con más detalle el argumento y escribiré sobre la banda sonora, los libros de arte y curiosidades– estoy preparando un capítulo sobre este película para la Antología del Studio Ghibli, volumen 2.
Si has tenido la ocasión de ver la película, leer el manga o escuchar la banda sonora, no dudes en dar tu opinión en los comentarios de esta entrada.