Ya en el siglo XIX, después de la donación que realizó Napoleón al mariscal Suchet durante la Guerra de Independencia, elevándole a duque de la Albufera, volvió a los dominios reales con Isabel II en 1834 hasta que unos treinta años después perteneció al Estado.
En los años veinte de 1900, concretamente en 1927, el Consistorio valenciano compró el lago de la Albufera y la Dehesa por poco más de un millón de las antiguas pesetas. A partir de entonces, el paraje natural se vio amenazado muy seriamente por una “enfermedad” llamada especulación del suelo.
Después de la guerra civil, durante la dictadura franquista se permitió llevar a cabo un plan de Ordenación del Monte de la Dehesa. El ayuntamiento cedió unos terrenos al Ministerio de Información y Turismo para crear un campo de golf y un parador turístico, planes que se hicieron realidad tiempo después y que, hoy en día, perduran.
En 1967 fue un año clave, pues desde el Ayuntamiento valenciano se inicia el Plan de Ordenación del Saler, omitiendo el informe de la Real Sociedad Española de Historia Natural que mantenía sus dudas sobre un futuro sostenible tanto de la Albufera como de su entorno. El citado plan estaba encaminado a levantar un hipódromo.
La televisión se hizo eco de esta penosa y vergonzosa situación y despertó gran interés preocupación de la opinión ciudadana a principios de los años 70. El popular naturalista Félix Rodríguez de la Fuente denunció estos hechos en el ente público lo que provocó una ola de protestas y polémicas desde ecologistas, biólogos, pasando por periodistas, que junto a la gente de a pie, se rebelaron frente a esta escandalosa situación que se plasmaron en recursos, alegaciones, artículos periodísticos, etc.Ante este malestar social, en 1973 el gobierno del “cap i casal” suspendió la subasta de parcelas. La idea se reducía a la mitad de lo que en un principio se había proyectado, pero no impidió que se siguiera como si nada.
Durante la Transición, las protestas de lasasociaciones de vecinos y partidos políticos en contra se hicieron patentes en un lema “El Saler per al poble”.
El Plan finalmente fracasó, y en 1979, recién estrenada la democracia, una comisión de seguimiento cambió su filosofía para tomar medidas proteccionistas encauzadas a convertir tanto al Albufera y la Dehesa en un espacio público.
De esta manera, los sucesivos enterramientos de marjal del siglo XX, inicio de la especulación y sobreexplotación de la Albufera, fueron recuerdos del pasado, cuando en 1986 fue declarado Parque Natural.
En ese texto jurídico se protege de manera significativa el paraje, manteniendo sus usos tradicionales junto con otros medioambientales, siendo un punto de encuentro entre las personas y la naturaleza.
Pero, sin embargo, estas buenas intenciones no se cumplieron, pues en 2002, el Tribunal Supremo echó por tierra esta declaración por defectos de forma, lo que supone una amenaza de especuladores y enemigos de la Naturaleza…
Desde entonces, diversas asociaciones ecologistas denuncian cualquier abuso o incumplimiento de la ley sobre este lugar incomparable ya sea de particulares, empresas o instituciones públicas.
Para saber más: La Albufera Guía para descubrir el Parque Nacional. Paco Tortosa y Pepe Prósper. PUV. 2009. Valencia.