Imagen: Visión Madrid.
Representa la diversidad, nos representa a todos. Y por eso, tanto da que nos gusten las manifestaciones del Orgullo, como que prefiramos celebrar nuestro amor acompañados de alguno más en la terraza o del modo que lo celebremos o lo no-celebremos. La Bandera LGBT, o Bandera de la Libertad o Bandera del Arco iris o Bandera del Orgullo Gay, es multicolor, multi pensamiento, multi origen cultural, muti orientación sexual. Y es, además, una bandera que respira vida, luz, sanación, naturaleza, a través de los colores impresos en ella.
Ondeando en balcones, plazas y avenidas del medio Mundo en que hablar en la calle acerca de quienes somos, no está penado con silenciar nuestra libertad o peor aún, silenciarnos para siempre, la bandera, naturalmente, tiene su pequeña historia que a continuación os detallamos:
El 25 de Junio de 1.978, un ex-marine estadounidense y diseñador gráfico, Gilbert Baker, parió la bandera, exhibiéndola públicamente en el Día del Orgullo Gay de la Ciudad de San Francisco de aquel año. Ocho colores, ocho simbolismos. Rosa, Rojo, Naranja, Amarillo, Verde, Turquesa, Azul y Violeta. Sexualidad, Vida, Curación, Luz del Sol, Naturaleza, Magia, Serenidad y Espíritu.
No obstante, la bandera de Baker no fue una idea absolutamente original, aunque fue todo un hallazgo. Para conocer los orígenes de la misma, deberíamos remontarnos unos cincuenta años antes de esa fecha, cuando el místico y maestro espiritual hindú Meher Baba, un año antes de que renunciara al lenguaje oral para expresarse exclusivamente mediante gestos, buscando un modo de universalizar lo más posible su lenguaje, en 1924, creó la primera bandera que se asemeja más a la gay, compuesta por siete colores, del azul al rojo, que van de las peores variables de la agresividad, al más alto estado de espiritualidad. Tres años antes, otra más, con un significado más sociopolítico que espiritual, había nacido en el seno de la International Co-operative Alliance (ICA), que acabó variando su aspecto, sin embargo, cuando años más tarde pasó a representarse como un arco iris trazado sobre un fondo de color blanco.
Sin embargo, se podría decir que la popularización de la bandera multicolor vendría de la mano de revueltas pacíficas populares que se iniciaron con una marcha por la paz celebrada en Italia en 1961. Sobre las bandas de colores, una sola palabra en blanco, PAZ, hizo de ella una reseña esencial que se popularizaría posteriormente durante el intenso Movimiento Hippie que se vivió sobre todo en la década de los sesenta en los Estados Unidos, aunque también en los 70, donde comenzó a decaer pese a que aún en grandes ciudades dentro (especialmente en San Francisco) y fuera de los US siguen teniendo en ciertos grupos, una no oficializada descendencia.
Los hippies, psicodélicos y contestatarios, hicieron del amor libre y la revolución sexual, señas de identidad. La marihuana, hongos alucinógenos y el LSD ayudaron no poco a desinhibirse pero no a aislarse. Su nueva filosofía vital, acabó por permeabilizar diferentes aspectos sociales y culturales hasta nuestros días. El rechazo al consumismo, la simplicidad voluntaria y la tolerancia, el ecologismo, la tendencia a la búsqueda alternativa de otras fuentes de equilibrio espiritual como el new age y el chamanismo, el rechazo a la burocracia, el paternalismo gubernamental, el militarismo y las multinacionales, el abrazo al indigenismo y el nomadismo, hizo que el entonces gobernador de California, Ronald Reagan, definiese al hippy como un tipo que “se disfraza como Tarzán, camina como Jane y huele como Chita”. No casualmente, la irrupción del SIDA y la llegada de este mismo hombre a la Casa Blanca, trajeron consigo una siniestra ola de puritanismo a Estados Unidos, que aún persiste en gran medida, lo que ha construido una sociedad más cínica, que en algunos lugares, como España, con el naciente Movimiento 15-M empieza a rebelarse contra un sistema que ceba cada vez más un descontento social que no ha parado de inflarse como una enorme burbuja con necesidad de explotar o deshincharse. A título personal, ojalá tal cosa traiga consigo una nueva era donde el núcleo sea la felicidad integradora del Ser Humano.
Quizás fue la tolerancia del Movimiento Hippie con la homosexualidad y cualquier otra identidad sexual, lo que inspirase a Gilbert Baker a usar por primera vez la bandera como nuestra seña de identidad en el verano de 1978. Originariamente compuesta por ocho colores, pasó a tener los seis vigentes actualmente por un mero tecnicismo. Cada año, llegado Junio, Market Street, la vía principal de la ciudad californiana se viste de arriba a abajo, del Embarcadero a los picos de Twin Peaks, de banderas multicolores ondeando en postes y farolas. El color de los postes se confundía con algunas de las bandas de la bandera. La reducción de ocho a seis, las hizo perfectamente visibles, y así han quedado hasta el día de hoy.
La Bandera pues, no sólo es el más plural elemento colorista de unos días y un Colectivo que satura de libertad las aceras, desde la pancarta reivindicativa hasta el beso emocionado en cualquier esquina, sino un símbolo que representa una mixtura esencial que va desde la mística a la ética sociopolítica, siempre dentro de un positivismo necesario en un mundo que a menudo se rinde con una facilidad que no ha hecho sino hundir cada uno de nuestros privilegios peleados, en un olvido que también nosotros tenemos el deber de devolvernos. No es poco simbolismo para un trozo de tela.
Fuente: Ambiente G.
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