El derribo de los antiguos edificios que impedían el trazado final provocó la aparición de otros nuevos, esta vez más suntuosos, de estilo modernista, en uno de ellos, en el número 17 como nota curiosa, nació el primer ascensor de la urbe.
Con la Exposición Regional se puede afirmar que se terminó la definitiva configuración de la calle, lo que no impidió que se presentaran diversos proyectos hasta los años 40 con la idea de prolongarla hasta la plaza del Mercado.
El carácter señorial de la calle atrajo pronto a comercios que la dotaron de un incipiente tránsito “rodado”, por lo que se construyó doble vía de tranvía, convirtiéndose en dirección única hacia la plaza de la Reina los domingos de 19 h. a 21 h. cuando volvían los coches y carruajes del paseo por la Alameda.
De los que negocios de aquella época prácticamente han desaparecido todos, pero vale la pena recuperar a algunos del olvido, como, por ejemplo, el muy conocido “Café El Siglo”, cercano a la plaza de la Reina, del que únicamente queda su rótulo, donde se podía jugar al billar y oír a una clásica orquesta. Muy próxima estuvo la corsetería de sugerente nombre “Madame X”, fábrica de caucho y ballenas de metal. En frente de ella, estuvo el establecimiento llamado El “Águila”, los primeros grandes almacenes en ofrecer prendas de vestir confeccionadas. También fue reseñable “La Camelia”, dedicada a flores artificiales para adornos de sombreros y solapas y, para terminar, también fue muy popular la pastelería La Rosa de Jericó.
También en esta calle se establecieron tres casinos, dos de ellos desaparecidos; el primero “La Real Sociedad de Tiro de Pichón, a la entrada de la calle, a la derecha y “la Casa de Cataluña” a mitad, donde casi en frente pervive el último: “La Sociedad Valenciana de Agricultura”.
Y, acabaremos por indicar un hecho histórico, como queda reflejado en el número 42, la única placa de la ciudad que conmemora la ubicación eventual del Gobierno Republicano durante la Guerra Civil. Este edificio, donde estuvo el Hotel Valencia Palace, fue Casa de la Cultura de 1936 a 1937 y residencia de intelectuales republicanos evacuados de Madrid hasta 1939. De aquel casal dels Sabuts(‘casa de los sabiondos’) solo queda la fachada, restaurada hace poco, y la escalera principal que hoy forma parte de un hotel.
En este siglo XXI, la calle de la Paz mantiene ese aire de calle importante e histórica, con macetones a ambos lados en las aceras, teniendo como colofón al fondo, la torre de Santa Catalina. Sin embargo, la proliferación de tráfico de numerosos vehículos supone un problema para disfrutar plenamente de esta gran vía y su futura peatonalización dentro de un plan general del centro histórico no nos parecería mala idea.
Para saber más:
-Origen e historia de las calles del centro de Valencia. Volumen I. Juan Luis Corbín-Ferrrer. Ed. Federico Domenech. Las Provincias. 2001. Valencia.
-Historia de la Ciudad; Arquitectura y transformación urbana de la ciudad de Valencia. Volumen III. Colegio Oficial de Arquitectura de la Comunidad Valenciana. Ayuntamiento de Valencia y Universitat de Valencia. 1994.