El libro de bolsillo. Alianza Editorial. Madrid, 2020.
“La Universidad fue el principal centro de formación intelectual y de producción humanística y científica de la España del siglo XVI [aunque] sus carencias fueron haciéndose más visibles a medida que transcurrían los años: control de los colegios mayores por los estudiantes acomodados, con la consiguiente impermeabilización social del acceso, derivación de sus estudios hacia la vertiente práctica de la formación de letrados (para ejercer como burócratas y administradores), control ideológico contrarreformista conllevando el rechazo de las novedades científicas, corporativismo y conservadurismo. En cualquier caso, no debe menospreciarse la nómina de los profesores que impartirán clases y de los estudiantes que se formaron en las aulas de las principales universidades, pues entre ellos se encuentra la flor y nata de la intelectualidad española del siglo de oro”, escribe Carlos Martínez Shaw en la Breve historia de la España Moderna (1474-1808), que publica El libro de bolsillo de Alianza Editorial.Es una nueva edición exenta, corregida y actualizada de la parte central de la Historia de España que se publicó en 1998, escrita por José Luis Martín (Historia Antigua y Medieval), Carlos Martínez Shaw (Historia Moderna) y Javier Tusell (Historia Contemporánea).
En cada una de las cuatro secciones en las que se organiza el libro (Los orígenes de la España moderna, La expansión del siglo XVI, La decadencia del siglo XVII y El reformismo del siglo XVIII), un capítulo final desarrolla varios epígrafes que se centran en la cultura del otoño de la Edad Media y el primer humanismo; en la cultura renacentista y su proyección en el pensamiento político, económico, teológico, filosófico, científico o literario; en la cultura del Barroco y la edad de oro de la pintura y la literatura o en la cultura de la Ilustración, apoyada en el debate ideológico y el progreso de las ciencias y proyectada en la creación artística y literaria o en la afición a la música.
Así resume Martínez Shaw aquel proyecto cultural del Siglo de las Luces:
La cultura ilustrada fue el fundamento intelectual del reformismo. Los intelectuales ilustrados teorizaron el protagonismo de la monarquía como motor de la modernización, la prioridad del fomento económico, la utilización de la crítica como herramienta para el perfeccionamiento de la organización social, la aplicación del conocimiento científico al bienestar general, la finalidad educativa de la creación literaria y artística, el progreso y la felicidad como metas últimas del pensamiento y la práctica reformistas. La Ilustración se dotó de sus propios instrumentos de difusión cultural, que al mismo tiempo lo eran de acción reformista: las academias, las universidades intervenidas para acompasarlas a las exigencias del momento, una serie de nuevas instituciones de enseñanza superior, las Sociedades Económicas de Amigos del País, los consulados y la letra impresa en libros o en publicaciones periódicas.
Santos Domínguez