No hay razones para pensar lo contrario. La nueva Google Pixel C es por mucho (tener un procesador NVIDIA Tegra X1, por ejemplo) la mejor tablet Android que existe en el mercado. Pero hay mucha oscuridad en torno a él, demasiados cabos sueltos. ¿Te suena a algo el nombre Pixel? Sí, resulta que Pixel es una gama de laptops con ChromeOS —llamadas Chromebooks— fabricadas y vendidas por Google.
A decir verdad, el Google Pixel C, como todo producto sacado apresuradamente, es bastante problemático, no sólo desde el punto de vista del usuario (Android puro aún no está listo para tablets de 10 pulgadas), sino también para los desarrolladores, quienes se han encontrado en la Pixel C con un gran número de problemas e incongruencias...
¿De dónde salió esta tablet?
Nadie lo vio venir en 2015, no hubo filtraciones ni hubo nadie que supiera algo sobre la Pixel C, para muchos de nosotros la Google Pixel C salió de debajo de la tierra. Cuando nos la anunciaron todo parecía indicar que sería la primera tablet táctil con ChromeOS. Grande fue la sorpresa cuando en lugar eso, la Google Pixel C corría Android 6.0 Marshmallow.
Desde el punto de vista del diseño, la Google Pixel C tiene todas para parecer una Chromebook. ¿Has notado ya las luces con los colores de Chrome que tiene en la parte trasera? Si, es curioso.
Las pistas son escuetas y están dispersas, la Pixel C (con nombre en código ryu) al parecer empezó sus días en el año 2014 en los laboratorios de Google como un prototipo para probar ChromeOS en pantallas táctiles, el resto del drama es mucho más divertido...
Una carrera contra el tiempo
Project Athena, el proyecto para adaptar ChromeOS a pantallas táctiles fue cancelado en algún momento a finales de 2014. Sin software que poner en la Pixel C, en Marzo de 2015 alguien en Google debió haber pensado en un híbrido dual-boot con ChromeOS y Android, tendría mucho sentido, porque ChromeOS no funciona sin un mouse y Android no funciona sin una pantalla táctil, la dualidad perfecta en un sólo dispositivo.
El proyecto "Frankenboard", el de juntar ChromeOS y Android por dual-boot fue cancelado en Julio de 2015. No quedaba nada de tiempo, tenían que vender la Pixel C y en lugar de poner a un rechazado e inútil ChromeOS, era mejor poner a uno más conocido y aceptado: Android, una buena decisión para el futuro de este sistema. Además, ¿qué persona sensata pondría un procesador NVIDIA Tegra X1 en una Chromebook? ¿Para qué? ¿Navegar por La Cueva de Android?
El equipo de desarrollo detrás de la Google Pixel C tuvo que verselas con un tiempo bastante reducido. Suponiendo que empezaran a trabajar desde Agosto de 2015, tenían sólo unas cuantas semanas para poner Android en un hardware que estaba diseñado para ChromeOS. Es claro que la Pixel C era ya una carga para Google.
Cuando la Google Pixel C fue presentada al mundo en el evento Nexus en Septiembre de 2015 ya corría Android 6.0 Marshmallow, todavía con los botones táctiles en el centro. Al salir a la venta en diciembre de 2015, el único cambio que pudimos percibir en el software es que Android 6.0 Marshmallow trasladaba los botones a las esquinas, como en los tiempos de Honeycomb y Ice Cream Sandwich.
Un desastre técnicamente hablando
La Google Pixel es, tanto en hardware (placa madre) como en firmware (BIOS) una Chromebook. El equipo de Google sin duda hizo un gran trabajo disfrazándolo como un dispositivo Android, pero no es realmente un dispositivo Android, y esta es también una de la razones de por qué esta tablet es tan problemática para los desarrolladores y cocineros de ROMs. De hecho Android 6.0 Marshmallow en la Pixel C usa un kernel de ChromeOS. Ahora, a lo que nos interesa: los problemas.
Para empezar, la Pixel C, como todos los Chromebooks, incluye un mecanismo de protección contra escritura (Copy-Protect). Para tener total control en un dispositivo Android convencional sólo debemos desbloquear el bootloader. Para tener acceso total en la Pixel C y en cualquier Chromebook, debemos desarmar la tablet, quitar la pantalla con una pistola de calor, desactivar el mecanismo y luego volver a ensamblar la tablet. Algo que ningún cocinero de ROMs está dispuesto a arriesgar.
El cargador de arranque es otra pieza de software con la que los desarrolladores no pueden lidiar. Verán, el bootloader de la Pixel C es Coreboot, el gestor de arranque de ChromeOS. Cuando encedemos la Pixel C, lo que estamos presenciando es el arranque de todo el software residual producto de su pasado con ChromeOS y finalmente Android, al que han puesto encima y a la fuerza. El arranque de Chrome está incrustado en el hardware y por tanto imposible de quitar.
Desde el punto de vista del usuario común, no es algo que va a afectar nuestro día a día, la Pixel C es una fantástica tablet, la experiencia de usuario si bien no es óptima con Android Marshmallow, todo ello dará un giro de 180 grados cuando salga Android N, que ha prometido convertir a la Pixel C en una compra de la que jamás vas a arrepentirte.
Si eres de esos que no pueden vivir sin flashear algo, la Pixel C no es para ti. Sigue siendo una tablet open-source, sólo que el apresurado trabajo de Google arruinó por completo su capacidad de modificación.