Revista Cultura y Ocio

Breve historia del Islamismo

Por Joaquintoledo

Más tarde, las tres fuentes escritas se complementarían con La Hadiz o Sunna, y el Sharia. Los musulmanes muestran mucha resistencia al traducir los textos a otros idiomas, pues creen que así estos pierden fidelidad con respecto al mensaje original. Sea como sea, el idioma árabe sigue siendo un requisito fundamental para leer las sagradas escrituras musulmanas.
Como era de esperarse, los mensajes de Mahoma, incluido el pedido del monoteísmo en el cual Alá, debería ser el único al que se le debía alabanza, generó gran resistencia en las comunidades árabes de la época. Mahoma fue rechazado por las tribus de La Meca y él con sus seguidores marcharon hacia Medina, la ciudad donde el profeta se instalaría con sus seguidores. A esta salida de La Meca se le conoce como hégira, y sucedió hacia el 622 d.n.e., de calendario cristiano. Aquella fecha es donde se adopta el primer año del calendario islámico. Como el diálogo no fue suficiente, las diferencias entre los árabes tuvieron que resolverse por la fuerza de las armas; y así, luego de varios años de lucha La Meca se rindió a Mahoma en enero del año 630.

Breve historia del Islamismo

El Corán

Como primer paso, Mahoma decidió acabar con todas las imágenes y cultos a los dioses dentro de la Caaba. El profeta murió poco después, hacia el 632 d.n.e. No pasaron muchas décadas y el Islam se había extendido por medio oriente, superando las barreras de la península arábiga.

La expansión del Islam y la crisis

Mahoma había muerto sin dejar a un hijo varón y un sucesor. Abu Bakr, el suegro del profeta, fue designado el primero de los que debían seguirle el 8 de junio del 632, y el título que heredó fue el de gobernante o califa. Pero pronto estallaron las protestas. Un grupo de musulmanes se separó alegando que no aceptaba la sucesión de ese modo, sino que prefería que sea electiva, por lo que no veían necesario que un descendiente de Mahoma sea indispensable para regir los destinos del Islam. Los que pertenecen a este grupo se llaman suníes. A Abu Bakr lo sucedió Omar y a éste Otmán, consejero y yerno del profeta respectivamente.

Sin embargo, los sunitas no son los únicos en aparecer y pronto surgieron también los “chiitas”, quienes alegaban que deberían ser los descendientes de Mahoma en línea directa, los encargados de regir el destino del Islam. Por tanto, el primer califa debía o debió ser el primo y yerno de Mahoma, Ali Ibn Abu Talib, el primer imam i imán, quien se casó con la hija más querida del profeta, llamada Fátima. Ella engendraría a dos nietos de Mahoma, llamados Hasán y Husein.

Alí finalmente fue elegido como el cuarto califa y gobernó entre el 656 y el 661 d.n.e., aunque claro está, las cosas no fueron perfectas, y estalló una guerra contra el gobernador de Siria, Muawiya. La disputa luego de un tiempo en conflicto, se decidió mediante un arbitraje. Pero algunos mahometanos no estuvieron de acuerdo y un grupo seguidor de Alí, se separó, se llamaron los jaridjitas (secesionistas).

Uno de ellos asesinó al cuarto califa con la punta envenenada de un sable en el año 661 d.n.e. Los suníes y los chiitas se dividieron aún más. Los primeros, inclusive, eligieron a un líder entre los omeyas, un linaje acomodado de La Meca que nada tenía que ver con la familia de Mahoma. Los chiitas mientras tanto se apresuraron en reconocer a Hasán, primogénito de Alí, como el verdadero sucesor. Éste último finalmente abdicó y fue asesinado. Husein, su hermano, también accedió al poder, pero los omeyas lo asesinaron en el año 680 d.n.e. Los chiitas creen que en total hubo doce imanes, siendo Alí el primero de ellos. El último se llamó Mahomet al-Muntazar y desapareció hacia el 878 d.n.e., sin dejar descendencia alguna.

Al parecer, esta facción del Islam sigue creyendo en la llegada de un nuevo imán para restablecer el islam verdadero. Quizá lo más cercano a la idea de un Mesías. Los chiitas conforman alrededor del 20% de musulmanes en el orbe.

Desde el siglo VII, las guerras y fricciones internas no evitaron que el Islam crezca enormemente y se expandió por todo medio oriente, incluyendo india, Bangladesh e Indonesia. La extensión por occidente le permitió amenazar el Imperio Bizantino, al cual pisoteó a su antojo varios siglos y después conquistó todo el norte de África. El islamismo quizá fue aceptado por su tolerancia religiosa ante cristianos y judíos, aunque estaban obligados a pagar un tributo. De todas maneras, los mahometanos tuvieron gran éxito militar sometiendo pueblos enteros y llegaron hasta Gibraltar, haciéndose con la península ibérica. Intentaron saltar sobre Francia pero fueron derrotados en la Batalla de Poitiers (732). La península no estaría libre de musulmanes sino hasta 1492. Fruto de su expansión, la sagrada ciudad de Jerusalén, el norte de África y la península de Anatolia cayeron en manos musulmanes, apoderándose de lugares significativos tanto para judíos como cristianos.

Esto llevó a que el papado y los reinos de Europa, utilicen su recaptura como pretexto para buscar rutas con oriente y nuevas tierras en la actual zona de Palestina y así estallaron las Cruzadas, las cuales a la larga, sólo recuperaron Jerusalén en algunos períodos. Los musulmanes nunca se introdujeron de pleno en Europa más allá de la frontera con Francia y de Turquía y parte de los Balcanes (en este último lugar, gracias a la obra de los turcos quienes aniquilaron el Imperio Bizantino en el año 1453), llegando a dominar parte de Europa del este, el Mediterráneo y grandes rutas comerciales con Asia.

Los turcos sometieron a los árabes, quienes ya habían perdido la gloria de antaño, no obstante, se convirtieron al Islam, manteniendo Jerusalén y extensos territorios de Oriente medio en poder mahometano, hasta que los perdieron definitivamente en 1918 con el fin de la Primera Guerra Mundial. En los últimos tiempos, el Islam ha sufrido bastantes cambios, desembocando en varias ramas más del pensamiento, lejano o no, del iniciado por Mahoma; sin embargo, en este trabajo sólo señalamos a las dos principales o conocidos, los sunitas (a la cual pertenecen gran parte de todos los islámicos en el mundo) y los chiitas. En los últimos años, el surgimiento del conflicto con el Estado de Israel, los sectores fundamentalistas como los talibanes y algunos grupos terroristas, si bien no han frenado la expansión de esta religión ni la curiosidad que el mundo pueda mostrar por ella, sí ha dotado al Islam de cierto desprestigio, y para muchos occidentales que ignoran su historia y el verdadero contenido de su dogma, el ser islámico parece ser sinónimo también de agresividad e intolerancia. Mediante el estudio de las religiones de oriente, de un modo antropológico y lo más objetivo posible por parte de los occidentales, esta situación podría revertirse.


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