En tres años, el Partido Nazi tenía ya alrededor de 50 mil integrantes. Ninguno crecía a mayor rapidez, y la clave era la oratoria de Hitler, la cual no callaba nada a la hora de criticar la República de Weimar y a los enemigos políticos y de Alemania. Tampoco escatimaba en violencia, pues para la defensa del partido, allí estaba la milicia de Ernst Röhm, su fiel amigo, llamada las SA.
El ingreso de Hitler al partido provocó una reorganización y un nuevo concepto sobre política y sociedad
El partido se haría muy conocido después de que se fallara en el Putschs de Múnich de noviembre de 1923 con la captura de Hitler quien luego sería llevado a juicio y encarcelado un par de meses, donde escribió su libro arhiconocido el Mein Kampf. El líder se alejó un tiempo de la política, pero regresó. En esta ocasión el partido fue rebautizado como Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores, tras lo cual obtuvo el liderazgo absoluto. Luego del fallido golpe de estado, los nazis intentaron llegar al poder a través de elecciones.
Quema de libro organizado por el partido nazista
Su primer objetivo fue el del Parlamento, el Reichstag, donde sus ideas nacionalistas solucionadas por la violencia encontraron gran eco debido al inconformismo y la terrible situación en la que se hallaba el país. Así, en pocos años el Partido Nazi se convirtió en un bloque fuerte en el Reichstag. Ante esto, Hitler, muy confiado decide combatir por la presidencia pero es derrotado en las elecciones. Finalmente, ante la presión, es nombrado canciller por el presidente Hindenburg. Los integrantes nazis del Parlamento deciden convocar nuevas elecciones donde resultan esta vez en mayoría. Ante esto aprueban la Ley Habilitante de 1933.
Al morir Hindenburg, todo el poder pasaría a manos de Hitler por vía legal. Ya antes de que falleciera el anciano presidente, la ley le había otorgado poderes tremendos al canciller, quien canceló la libertad de prensa, los partidos, etc. El presidente murió en 1934 y fue el fin de la Alemania tradicional y de la República de Weimar. Había comenzado la era de la Alemania nazi.
El nazismo por dentro
Hitler estaba rodeado de personajes tan estrambóticos y con un enfermizo nacionalismo igual o peor que el de él mismo. La xenofobia y racismo llevó a que todos los grupos que dependían del partido tales como las SA, las Juventudes Hitlerianas, las SS, las Ligas de Muchachas Alemanas, entre otros; llevaran a cabo exámenes minuciosos y descarados para admitir a sus aspirantes. Todo judío o contrario al régimen era rechazado y denunciado. En los años previos a la guerra y a su nombramiento, Hitler, desde 1923 había convocado a un Congreso de todos los militantes que se llevó a cabo hasta 1939.
Ahora bien, una de las mayores armas del nazismo fue su creciente propaganda. ¿De dónde sacaban fondos los nazis para gastar millones en vender sus ideas a las masas, en un país con hambre y arruinado? Antes que nada, los pocos millonarios que existían en Alemania simpatizaban con las ideas nazis, pues eran conservadoras y estaban en contra de comunistas, extranjeros o judíos. Así que millones le cayeron por ese lado. Empero, las inversiones nazis debían ser bien cuidadas y sin duda alguna la Bolsa de Valores de New York, Wall Street, era el lugar ideal. Entre sus principales “apoyos” económicos estuvieron la familia Bush, Rockefeller y Rothschild, por señalar tan sólo un par de ejemplos. Esto le permitió a los nazis una gran fortaleza en aquellos años previos a la guerra, en los que gran parte de la economía nacional se dedicaba a la construcción de armamento prohibido por el Tratado de Versalles.
Por otra parte, tenemos también a los grandes integrantes del partido que rodeaban a Hitler. Uno de ellos era Röhm, cuyas SA competían con las SS. Él y las SA pedían a gritos ser consideradas parte del Ejército Alemán y no sólo una milicia. Como esto podría granjearle al partido la enemistad del gobierno y las fuerzas armadas, Hitler decidió exterminarlo junto con muchos disidentes políticos en la llamada “Noche de los Cuchillos Largos” en 1934. Las SS adquirieron un nuevo estatus, y su líder, Heinrich Himmler se convirtió en el líder absoluto. Esta organización, criminal, misteriosa y dogmática se encargaría de llevar a cabo operaciones de todo tipo, desde políticas, arqueológicas o culturales, hasta la participación en la guerra misma. Por otro lado tenemos también a Goering, el gran líder de la Luftwaffe. Era éste un ser obeso, drogadicto y con una admiración ciega hacia Hitler. Al final, al igual que Himmler terminaría como traidor. También tenemos a Goebbels, con quién Hitler contó para expandir la influencia del partido y llevarlo a la cúspide. Esto le valió a Goebbels el título de Ministro de Propaganda que conservó hasta el fin de su vida. Tenemos también a otras figuras menores como Martin Bormann, el secretario personal del Führer. El partido nazi también permitió las matanzas y deportaciones de numerosas etnias, disidentes políticos o enfermos mentales, convirtiéndose en un enemigo de los Derechos Humanos, que en esa época no estaban declarados. Por otra parte, hechos como los de la Noche de los cristales rotos y la Solución Final, convirtieron al partido en una organización criminal.
El fin del partido nazi
Cuando los nazis invadieron Europa y la guerra empezó a serles adversa, las organizaciones que dependían de él, desde la Gestapo hasta los ministerios, dieron iguales signos de descomposición. Con el triunfo de los aliados sobre los ejércitos alemanes, el Partido Nazi fue prohibido en los juicios de Nuremberg de modo perenne. Se sancionaron sus símbolos, festividades, alusiones y personajes. Todas las personas consideradas cómplices fueron aquellas que siguieron con el nazismo cuando Hitler inició la guerra, o al menos así lo declararon las cortes. Como sabemos Alemania acabo en ruinas y Hitler se suicidó. Aún hoy en día el partido nazi y sus símbolos son prohibidos en Europa y algunos otros países fuera de ese continente.