Es necesario aquello cuyo opuesto es imposible. Cualquier ser niega y, por consiguiente, se opone a la nada. Luego, para que la nada sea imposible cualquier ser debe ser necesario. Es decir, debe ser necesario tanto A como no A. Pero esto es una contradicción. Por tanto, la nada es posible. Por tanto, el mundo no es necesario.
Es posible que yo este vivo y es posible que yo no esté vivo, pero no puede ser necesario que yo esté vivo y no esté vivo. Ambos estados se dan en el mundo; por tanto, el mundo no puede ser necesario, pues siéndolo lo serían también todos sus estados, ya que la cualidad de necesario no es distributiva.
La prueba de que este mundo necesario que intentas imaginar es una quimera es el hecho mismo de que este mundo nuestro, que no es necesario, existe. Si también existiera tu mundo necesario, el nuestro sería una de sus partes. Pero ya hemos dicho que la necesidad no es una cualidad distributiva. Por tanto, etc.
Que Dios sea necesario, en cambio, no implica que lo no-Dios sea imposible, pues no hay nada -salvo un universo necesario- que pueda llamarse "no-Dios", siendo Dios el fundamento de la existencia de todo lo contingente. ¿O dirías que la pluralidad es la no-unidad? Esto es muy duro de afirmar, porque sin unidad tampoco hay pluralidad.