Cuando comencé este espacio mi intención era solamente hacer un espacio terapéutico que me permitiera reflexionar, desde mis experiencias pasadas, que ocurría en un conflicto con quien en ese momento era mi pareja. Los primeros resultados obtenidos de este blog fueron algo inesperado, principalmente por ser comentarios de mujeres que decían poder comprender mejor a sus parejas a partir de mi experiencia. Abrí pues un diálogo que dio la oportunidad de colaborar con una participación en una columna de una periodista, conversar con algunas estudiantes de Maestrías de Género y con personas que vieron situaciones similares a las que habían vivido sus parejas pero que no se atrevían a confesar o hacer público. Esto último se que no es nada fácil, por ello este blog siempre fue anónimo.
Fueron tantas pláticas y conversaciones, intercambios que se dieron tanto aquí como en Twitter que siempre busque la opción de poder tener un diálogo similar con hombres. Hasta el momento no ha sucedido. Este vacío comunicativo con quienes podían enriquecer, cuestionar, reflexionar más a fondo estos temas, hasta la fecha, aún no ha ocurrido. No importa la nacionalidad, los hombres seguimos ocultando nuestros sentimientos y todo aquello que sea personal e íntimo en los círculos sociales, sobre todo cuando estos son con nuestros pares de género. Esto dio pie a poder comentar el espacio con mis círculos cercanos (nuevamente, en mayoría mujeres), ya fueran amistades o parejas. En algunos de ellos trajo interesantes reflexiones, en otras discusiones pero también aclaraciones. Todos estos intercambios comenzaron a generar varias ideas para transformar este espacio ya fuera en un artículo académico, una tesis, un libro semi autobiográfico o cualquier otra cosa.
Los textos aquí presentados también fueron compartidos con algunos hombres, sin embargo no tuve la misma respuesta que con las amistades. Siendo justos, en cuando menos dos casos la relación entre nosotros cambio, se hizo más fraterna, afectiva y cercana, tal y como lo son mis amistades con mujeres, en el resto de casos no hubo si quiera un comentario sobre este trabajo. Si era algo que me servía como terapia, que lo siguiera haciendo, nunca pasó de ahí.
Por más que quería regresar a esta plataforma, no sentía el impulso ni la motivación para hacerlo, era como si hubiera perdido un espacio y no supiera como recuperarlo, en parte por esta falta de retroalimentación y, por otro lado, por cuestiones sumamente personales. Tenían que pasar unos años, vivir esta experiencia, aprender a reencontrarme conmigo mismo, saber que es lo que quiero, cuál es el camino que deseo seguir y sentar las bases para hacerlo. Todo esto trajo un silencio y vacío en este espacio de 4 años.
Ideas pasaron por la mente, actitudes y formas de comunicarme que identifique como situaciones que se tienen que pulir, mejorar, refinar y, en algunos casos, erradicar. También hubo vivencias y creencias que se confrontaron, se recrearon y renacieron con el fin de poder seguir firmes con esta idea de cambiar el rol que fue asignado por la sociedad. Me queda claro que, en este momento, no lo rechazo pero si busco vivirlo de una manera total y completamente diferente a como me la enseñaron, cuando menos en mi familia, eso ya será un primer paso de crecimiento.
Llevar a cabo este tipo de decisiones siempre vienen acompañados de cambios personales que sirven de catalizador e impulsores de movimientos personales, tanto internos como externos. Si bien hay varios momentos de nuestra vida que nos cuestionan y ponen en evidencia más a fondo lo que somos, lo que transmitimos y lo que queremos mostrar y compartir en el mundo el convertirse en padre es quizás el momento que más me se cuestiona uno lo que quiere enseñar y lo que es capaz de compartir con su hijo o hija desde la experiencia con nuestra familia nuclear. Sé que no siempre se analiza ni cuestiona que de lo que aprendimos con nuestro padre y nuestra madre queremos reproducir y que no, sin embargo en mi caso y en mis condiciones, si dieron pie no sólo a cuestionar mi rol como hombre sino que e implica ser familia. Aunque eso lo profundizaré en otra entrada.
Así, una vez que he comenzado este camino de la paternidad, regreso a este espacio para compartir mi experiencia y, quizás por fin, transformar en algo más este blog.
¡Gracias por llegar aquí, por seguir aquí o por regresar al blog!