Revista Festivales

Breve sainete con milongueros repelentes

Por Sonriksen

 LO OUT Y LO OUT.

Bajo los árboles se aprecia el lento descenso de temperatura y día. El patio al que solo le falta una parra acoge la práctica. Cual si fuera un encuentro de vecinos en esas remotas calles de la infancia que solo se mantienen en la memoria. Al aire libre se baila, como alternativa sanitaria a la pandemia. Sentados a una mesa alejada, desde donde pueden criticar el baile y admirar a las muchachas con  la sempiterna copa de blanco al lado, los deleznables personajes que nos ocupan: camisetas negras de festivales idos y pantalones claros sin llegar al tono blanco isla, que resalta cualquier torpeza o mancha propia. Aunque no lo saben se los conoce como Ordovisico y Silurico. En la pista casi llena, con mascarilla y distancia preventiva, se mueve el tercer amigo e integrante del grupo «repelente» Roberto, el Cretinico.

—Pensar que hace un año estábamos en la playa, enseñando a las pibas, ¿Te acordás Marcelo?

—Que tiempos aquellos en que eramos los reyes del mar. Cuantas pebetas aceptaron nuestras «enseñanzas» jeje. ¡Cuantos consejos a los pies tiernos! Y de todo aquello lo único que queda son recuerdos y  estos pantalones. Tocá, tocá. Parece que estuvieran hechos de aire.

—Un poco bolsa me parecen. Pero para mantener el contacto son óptimos.

—Aparte multiusos. Ya te sirven para bailar en la playa en matiné o ir a reventar manifestaciones cuando se ponen a protestar esos milongueros bolcheviques arruina todo. Tendrás que haber ido el otro día cuando nos juntamos con los honorables. ¡Los sacamos corriendo!

—¡No! ¿Vos corriendo?

—Bueno, yo alentaba. Vos sabés Dulio  que desde que tuve ese problema del corazón por  las pastillas azules de la felicidad no puedo andar a los trotes. Así que mi papel en estas sanas propuestas democráticas se limita a espolear a nuestra juventud. Ellos, ya con el ímpetu, desparraman a esos comunistas..Tipos fuertes, tipos duros.

—Si, Sí que se ven compactos. Aunque no soy de ir a esos eventos porque me pone un poco nervioso el entusiasmo que llevan encima. Están tan ansiosos que les tiembla un poco la mandíbula. Son como Cuchulain cuando le agarraba el furor del combate y se hinchaba.

—¿Quien? ¿El Cocho Lain? ¿Ese de donde es, de la peña Caracú?  ¿De la selecta hermandad de los hermanos de la costa y el taco francés?

—Un poco más viejo.

—Volviendo a los muchachos ¿Cómo no se van a poner así?¿A quien no le tiembla la cara y las entrañas con tanta desfachatez?  Mirá que hacer una milonga donde encima se cambean las parejas con promiscuidad y sin importarles si hay virulidad o no en el aire. Son todos unos insurrectos. Los mismos que junta firmas protestando por la intachable conducta de Vuesa excelencia..

—Unos jipis, jipis  que quieren chupar de las tetas del supremo por divino mandato. Ponele coma si querés o no. Todo el día panza arriba y sin cultura del laburo. Ya íbamos nosotros a flojear como estos. Nosotros que nos hemos caminado clubes para enseñar el arte. Ahora cualquiera se cree profesional y ofrece clases  y a uno que lleva años con el tango no lo reconocen. «Esos pasos que nos pasa usted abrazado al escobillón no no salen y en la pista no funcionan» ¡ Pero váyanse todos a hacer un tutorial de como hacer pastafrolas!

—Es que estamos en una nueva fase del orbe mundial. Hay que hablar de negocios. En estos tiempos de cambios hay que pensar a lo grande. Negocios por la computadora. Porque el negocio ahora está en los cosos sociales. Yo ... Este pantalón forma parte de un ambicioso proyecto. —Se levanta trabajosamente de la silla y se pone de espaldas levantando un par de nalgas con apariencia de globo de cumpleaños a punto de expirar—  ¿Que tal?, ¿Que te parece?

— Tienen una caída rara ¿no?

—El bolsillo. Los flecos pasalos por alto. Mirá el bolsillo bordado.

—No traje los de contacto y no veo muy bien. ¿qué dice?

Marcelingui Milonfashion. No se lee bien porque la que lo bordó  es insurrecta. Pero ahora conseguí un muchacho bordador que  arreglo con clasesitas y algunas monedas. El asunto es que por un contacto me enteré que esos de Todo milongueros están rematando material porque no les va nadie. De regalo están. 380 mangos por dos lotes de pantalones con fallas mínimas. Adelanté veinte para señarlos pero me quedé sin resto. Ponele que al pibe para los bordados le damos 15 y ya por eso te sube el valor a 200 cada pantalón. Negocio redondo. Cuando abran los festivales paga solo. Una bicoca. Recuperamos la inversión enseguida

—Hay dos frases que me chocan: «Cuando abran los festivales» y «recuperamos».

—Es que esto es un asunto de dos. A Roberto no le quiero decir porque está endeudado hasta la camisa por el poker Online. Aparte se empeda con cualquier cosa y te deja mal.

—Que pena estar en decadencia. Y eso que era el mejor de nosotros. Pero es el vicio. El vicio y las malas compañías. Las malas compañías y esas actitudes amarretas. Mirá la cara de la piba con la que baila. Un poema. Enfin Marcelo, en otras circunstancias te hubiera hecho de socio. Pero ahora...

—Es temporal Dulio. Tengo el link de clases virtuales bloqueado. Y eso que era bueno.Estoy esperando que me lo vuelva a piratear mi sobrino. Ahora lo único que me llega por ahí son quejas. Se quejan de todo.  Fijate que hay gente que me acusa de que cobro  las clases y  no las hago. ¿Vos podes creer?

—Justo a vos, que te partiste el lomo para enseñarles el orillero a estos ignorantes. Por eso hago pocas clases de esas. Los locales te tiran a matar. Por eso me avivé y ahora estoy en la grande. Montando festivales online con reconocidas figuras, para los mercados emergentes.

—Por una vez, una sola vez que me agarró un cólico y no pude hacer la sesión. No te perdonan nada. No te perdonan nada. Ché, ¿y eso cómo es? ¿estás de productor de algunos artistas?

—Vos me haces reír las caries Marcelo. ¿Que artistas? Todo es cuestión de Marketing, cartelitos y vestuario. Pones en las redes un afiche con bailarines notables, un link para pagar con tarjeta y olvidate. El festival se paga solo. Te lo compran en masa.

—Pero ¿Que haces? ¿pones videos de los famosos? No entiendo.

—Vestuario papá. Vestuario, pelucas y fondos diferentes. Los hago todo yo y Marita, si anda por casa. Los interpretamos. Como con la cuarentena no se puede salir es cuestión de amueblar diferentes «casas» Cortinas, iluminación diferente. Ponés cartelitos que digan Paris, Buenos Aires, San Petersburgo. Alguna voz grabada que diga ui ui, mascalzone  Arigatous para dar ambiente de calle. Lo demás es cuestión de actuación y de montar las fotos adecuadas.Sugerentes.Hay que mostrar un poco. La libido. Hay que reinventarse.

Levanta la copa y trata de ver el color del cielo en el cristal, pero solo se aprecian las marcas de sus dedos, untados con el alcohol en gel. Cada tanto el organizador los mira desde la mesa del equipo, recelando. La nevera de donde sacan la bebida se nota mucho.

Silurico vuelve a hablar con el hálito un poco vinoso.

— Que mal que se baila. Que mal que se baila. Claro, ahora todo lo achacan a la inactividad. Pero es otra cosa, es otra cosa. Este mundo se va al carajo. Ya no hay respeto, ya no hay respeto. Fíjate esa descocada de ahí, sin mascarilla y exponiendo toda esa concupiscente superficie a la invasión de gérmenes  patológicos.

—Don Dulio...

Se acerca un muchacho a la mesa de los «maestros» Los dos suben las mascarillas desde la barbilla o el brazo.

—Esperá querido. Con la mascarilla que si no me babeas el vino de la emoción y se encuelan las partículas nocivas. ¿Que andas buscando pibe, algún suplemento vitamínico para la clase? ¿Una cervecita? Para vos tres euros la lata. De calidad. No como las que te estafa el de la barra que son berretas.

—No.No. Es por un inconveniente. Yo pague con la tarjeta el pack de clases en la página y me llegó el enlace. Pero cada vez que entraba me marcaba error y no la pude abrir.

—¿Y a mi que me decís? Eso es problema de Tikefacho, la empresa con la que trabajo, no mía. Tenes que reclamarles a ellos que todavía no se enteran. Yo la clase la dí y más de uno me puso comentarios elogiosos. Mirá si no estas reseñas acá. Esperá que me pongo las gafas...donde estaba... acá: «magnifica muestra de artesanía tanguera y dedicación al trabajo. El Maestro Dulio hace una clase amena y sin duda de los mejores que hemos visto a nivel intermundial» y acá otra «Sublime, venga a aprender el tango con el maestro Dulio, y se enamorará del tango hasta el cogollo»

—Hay mucha gente que no pudo entrar. Anduve averiguando y parece que cada vez que uno hace click en el mensaje de error te cobran dos euros.

—¡Que sinvergüenzas. hacerme quedar mal a mí, que soy un profesional. Ya te lo voy a arreglar. me van a oír esos de Tickefacho.

—Es que la cuenta a la que se desvían los dos euros está a tu nombre. Lo averigüé con mi tío, que es del banco. Ya iniciamos trámites legales con mi viejo, que es fiscal. Vas a tener que pagar indemnización. Las clases mierda ya no las quiero.

—Este, de momento llevate  estas tres cervecitas  para tu tío y tu viejo como muestra de buena fe. El lunes te soluciono todo.

—Mas te vale. Ustedes son la vergüenza de la enseñanza y la milonga. Con la cantidad de profesores de primer nivel y maestros empáticos que ofrecen sus clases y yo vengo a ensartarme con ustedes. Dame seis.

—¿Seis? Me vas a hundir...

—A ver si te compran en la Fachilonga,  ¡Aprovechador!

El muchacho arrebata las cervezas y se va. La pista sigue llena. Ajena al intercambio de palabras.

—Por lo menos nos dejo el brick de dos litros de blanco...

—¿Ves lo que te digo? Abusan de autoridad. Claro, como este es de familia poderosa se cree que puede llevar, así como así,  la fuente de ingresos de unos pobres laburantes como nosotros. Insurrectos. Son todos unos insurrectos. Poneme un poco más de vino para calmar el disgusto.

Apura la copa de un trago dandole la espalda al de la barra.

—Ahora sí. Entonado me voy a marcar unos Darienzos. con la de la mascarilla Minnie para darle celos a aquel.

—Andá nomás. Yo cuido la parada.

Ordovisico sale a bailar, aunque el verbo en su caso, es ostentoso e impropio.  Avanza con agilidad y sin técnica, pisando claramente desfasado.

—Así, Así. ¡Humille maestro! ¡Abrile cancha Roberto que se arma el duelo! ¡Sólo! ¡Sólo! Silurico va avanzando hacia un estado de entontecimiento etílico que le impide ver que Roberto descansa tendido al costado de la pista como un perro en verano. Tampoco aprecia al hombre de negro que acaba de traspasar la reja de entrada hasta que lo tiene encima

—Dulio.

—Chamboni...¡que sorpresa! ¡cuanto bueno por acá!

—Escuchame Dulio. Me han dicho que organizaste un festival virtual. Que pusiste mi foto y la de Los Cochís en una promo retocada para los países de oriente.

—¿Yo? No. ¿Quien?... ¡se habrán confundido! ...Los harkers... Andan pirateando cuentas en face. Poniendo comentarios ofensivos, gente en culos y esas macanas de la nueva política... mucha avivada, ¡Hay que andar con un ojo!

—Mirá Dulio. Vos a tu nombre hacé lo que quieras. Te ponés pelucas, montás shows eróticos porno decadentes. Lo que se te ocurra. Pero No uses más mi imagen. Y  menos poniéndote esa peluca color paja y  taparrabos de Tarzán porque te voy a partir el lomo de un botellazo.

—No es lo que pensás, es un homenaje. Un guiño complice...

— ¿Entonces lo hiciste? ¿Me confirmas que hiciste con mi nombre ese festival de transformismo tanguero pulgoso?

—Eh...

—¿Que te crees que porque están lejos los coreanos o los ingleses no se enteran? Como vea otra vez que suplantás mi identidad voy a traer esa camisa que tiene tablas y la voy a planchar a temperatura algodón sobre tus mondongos. Ya hice la denuncia. Agradecé que no te bajo la postiza porque estoy en zen.

—No-. No. Será una equivocación. Vos sabes lo que te respeto...Yo nunca...

Chamboni le patea la nevera, que al abrirse derrama en el suelo el contenido del brick de vino. Silurico se apresura a poner la copa, arrodillado en el suelo. Apenas salva dos dedos. Roberto que observa a su amigo desde el suelo se endereza acercándose hasta donde quedó la nevera sin bebida.

—Che, son terribles ustedes. No dejaron nada del néctar de los dioses.  Que vergüenza Dulio, arrastrándote por el alcohol. Si te vieran los del club Copetin y Sacadita. ¿Tuviste algún problema con Chamboni? Me pareció que estaban discutiendo.

—Cosas del protagonismo. Me quería cobrar por los derechos de mi festival virtual Marealonga Laividoll Especial. Con la crisis se aprovechan.

Termina la tanda y suena casi tapando los murmullos de conversación un rasgado. O más bien un desgarrado. Marcelo, conocido como Ordovisico vuelve caminando de cara a la pista sujetando la entrepierna por la que asoma un slip desteñido.

—Muchachos... ¿alguno de ustedes tiene por casualidad aguja e hilo?


Volver a la Portada de Logo Paperblog