Sergei Shutov es un pintor ruso que también se expresa en los campos de la escultura, la fotografía y la video-creación. Su admiración por Brian Eno le llevó a enviarle alguna de sus pinturas indicándole en una carta que utilizaba con frecuencia su música como fuente de inspiración para sus obras y que era una verdadera pena que sus discos no fueran nada fáciles de encontrar en la Unión Soviética.
A modo de homenaje, el músico británico realizó una selección de piezas musicales inéditas hasta ese momento procedentes de diversas exposiciones e instalaciones que habían tenido lugar en distintas ciudades de todo el mundo durante los años anteriores. De ahí surge “The Shutov Assembly”, algo así como la “selección Shutov”, una recopilación de música de Brian Eno que apareció como disco en 1992. La idea inicial del mismo era algo más compleja que lo que finalmente aparece plasmado en él. Se trataba en un principio de realizar una versión para orquesta de las diez piezas electrónicas que integran la obra. En ella, los instrumentos tradicionales deberían tratar de imitar lo más fielmente posible los sonidos creados por Eno. Para ello, en muchas ocasiones debían forzar e incluso hacer saltar por los aires los límites de cada instrumento buscando nuevas formas de ejecución que les permitieran replicar cada sonido de la grabación original. La idea no se llevó a cabo finalmente, al menos en la versión publicada comercialmente de “The Shutov Assembly”. Sí que vio la luz en forma de conciertos a cargo de la Metropole Orchestra, formación muy dada a afrontar este tipo de experimentos como tuvimos ocasión de comprobar tiempo atrás cuando comentamos el disco “The Wine of Silence” de Robert Fripp.
En el disco de Eno, reeditado recientemente con material extra procedente de las mismas sesiones, podemos escuchar diez piezas a cada una de las cuales corresponde un título formado por una palabra de nueve letras, relacionado con la exposición a la que perteneció en origen.
Sergei Shutov en una de sus exposiciones.
“Triennale” - El disco comienza con una pieza que sonó en la Trienal de Milan de 1985, feria en la que se combinan la arquitectura, la música y la tecnología. La obra de Eno es una excelente composición “ambient” que tiene muchos de los elementos de sus discos de aquella época como “The Pearl” o “Apollo”. Atmósferas brillantes y sonidos evocadores dignos de la mejor versión de su autor.
“Alhondiga” - De Milán pasamos a Bilbao y a 1988, de donde procede el segundo corte del disco, mucho más etéreo que el anterior y con un tono algo más oscuro. La música procede de una video-instalación que tuvo lugar en el edificio del título, recientemente reformado.
“Markgraph” - El siguiente corte procede de una instalación que tuvo lugar en 1986 en Hamburgo en colaboración con una compañía dedicada a espectáculos de luz y sonido. Es una música más dinámica que la anterior, con una melodía irregular que planea a lo largo de toda la pieza acompañada de densos “pads” electrónicos. Inconfundible, una vez más, el estilo de su autor.
“Lanzarote” - Volvemos a España, en esta ocasión a una instalación presentada en la Cueva de los Verdes dentro del festival de los Jameos del Agua en Lanzarote en 1992. Es uno de los cortes más largos del disco y también uno de los más ambientales. Las melodías fluyen con lentitud pero el músico británico consigue atraparnos desde los primeros momentos. El festival fue durante un tiempo una cita casi ineludible para Brian Eno que fue un habitual entre 1987 y 1992.
“Francisco” - Si hay un lugar que parece creado a la medida de Eno es el “Exploratorium” de San Francisco. Fundado nada menos que por Frank Oppenheimer (sí, ESE Oppenheimer), es hoy un museo dedicado a la ciencia, el arte y la percepción humana. El músico británico dirigió una instalación allí en 1988 a la que corresponde esta pieza del disco, que continúa por la senda etérea y vaporosa de la mayor parte del mismo.
“Riverside” - Pocos antes de la instalación de Hamburgo a la que nos referíamos más arriba, Eno diseñó otro trabajo audiovisual que fue expuesto en los estudios Riverside de Londres. Como ocurría con “Triennale” y otras piezas que hemos comentado, ésta podría ser una extensión de cualquiera de los discos de Eno en aquel periodo.
“Innocenti” - En 1987 tuvo lugar otra instalación en el Hospital de los Inocentes de Florencia titulada “In Harmonic Space”. De ahí se extrae esta pieza de música espacial que tiene cierta relación con algunos estudios sobre campanas que el músico publicaría años después. Los sonidos que aquí se escuchan, pese a ser electrónicos, hacen las veces de aquellos instrumentos durante toda la grabación, una de nuestras favoritas del disco.
“Stedelijk” - Eno presentó dos obras en el Museo Stedelijk de Amsterdam. La pieza que aparece aquí corresponde a la primera de ellas, de 1982, en la que el músico mostraba su construcción audiovisual “Mistake Memories of Mediaeval Manhattan”. La música no difiere en exceso de la linea general de la recopilación.
“Ikebukuro” - El gran distrito comercial de Tokyo sirve para titular la composición más extensa del disco (más de 15 minutos de duración) que procede de una serie de video-esculturas creadas por Eno para la Seed Gallery de la capital japonesa. Dada su extensión, podemos disfrutar en ella de un mayor desarrollo con gran protagonismo de los instrumentos de percusión, especialmente de aquellos con una reverberación más extensa en el tiempo (gongs, campanas, etc). La pieza acompaña al ritmo de una especie de bramadera que suena cada ciertos compases construyendo una estructura muy particular.
“Cavallino” - Venecia es otra ciudad en la que Brian Eno tuvo la ocasión de exponer sus obras en varias ocasiones. La Galería del Cavallino acogió una de ellas en 1983 y una segunda dos años después. A ésta última es a la que pertenece el fragmento aquí recogido, ligeramente más variado que los cortes precedentes teniendo siempre en cuenta de qué tipo de música estamos hablando.
Eno es un músico de producción extensa pero esto no significa que no tenga una ingente obra sin publicar. Buena parte de esas composiciones forman parte de instalaciones audiovisuales, bandas sonoras, músicas para determinados acontecimientos, etc. Periódicamente van apareciendo discos mediante los cuales Eno va dando salida, siquiera a una pequeña parte de esas obras que de otro modo quedarían limitadas a los asistentes a las distintas exposiciones y actos. Ese es el gran valor de “The Shutov Assembly” y de otros discos que hacen una funcion similar como la serie “Music for Films” y por ello los recomendamos aquí para cerrar este pequeño ciclo de tres entradas en las que Eno ha sido protagonista.
Como despedida os dejamos con una de las versiones de la Metropole Orchestra de una de las piezas del disco: