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Rian Johnson debutó en el largometraje con esta película, desde hace un tiempo considerada de culto, que traslada el universo de la novela negra a un instituto de California. Debo reconocer que con ella demostró ambición y sus posibilidades tras la cámara gracias a un desarrollo marcado por el suspense y un ligero humor negro, una filmación personal y un tono peculiar y a la vez primo hermano de algunos de los mejores títulos de David Lynch debido a su atmósfera extraña y en cierto modo inquietante. No obstante tiene algunos problemas para el espectador al uso siendo el principal que su trama resulta inverosímil y que sus personajes, con esa forma de hablar, no logran enganchar al espectador con un mínimo de empatía casi en ningún momento. Podríamos decir que es un título exótico, curioso de ver, una propuesta impactante en cierto modo, pero que te termina dejando algo indiferente si es que no te pierde a lo largo de su desarrollo.