Revista Cine
Director: David Ayer
Aunque tengo grandes planes en cuanto a películas por ver ser refiere, no tenía planeado cumplir dichos planes un día viernes, así que me dije "oye chato, ¿no se estrena hoy ese largometraje que David Ayer hizo para Netflix?", a lo que me respondí "parece que sí, ¿lo vamos a ver?". Sí, porque ¿cuál era la alternativa? Ya se me había olvidado que este largometraje existía, pero estaba ahí, está ahí queriendo que todo el mundo lo ame, y yo sigo siendo un borrego que ve bodrios como estos. Desde ya pido mis más sinceras y dolidas disculpas.
Oh, así que actúa Will Smith en esta superproducción. Tremendo cheque debieron haberle dado, no me extraña que en Cannes se las haya dado de vocero de Netflix, listando las ilusorias y dudosas ventajas del nuevo gigante del streaming, cuando la discusión era completamente distinta. Almodóvar dice que en un festival de cine no se puede premiar un largometraje que no está hecho para verse en cines (y que es más malo que el pan con aceite), ¿y qué responde el genio de Smith?: que Netflix es genial porque sus hijos han descubierto muchas películas y basuras por el estilo; con los millones que tiene y sus pobres hijos recién tienen acceso a la "cultura" cuando una distribuidora online irrumpe en el mercado que pretende monopolizar y moldear a su antojo.
Sobre el bodrio, primero el argumento. La acción se sitúa en L.A., en un presente alternativo en donde la humanidad se ve obligada a convivir con criaturas fantásticas, específicamente hadas, elfos y orcos. Y todas estas criaturas representan una suerte de crítica social, puesto que los elfos son los ricos que gobiernan el mundo del que viven separados en un lujoso distrito, los orcos son los nuevos negros que viven en guetos mugrosos a donde no llegan oportunidades para surgir en la vida y mejor mantente alejado de ellos porque son ladrones y traficantes y criminales y orcos, y los humanos, que además de tener toda la tensión racial dentro de su propia especie, deben lidiar con los rencores que sienten hacia los de arriba y los de abajo, que al final siempre hay un grupo al que despreciar por esto y aquello. Esta premisa no es para nada original, y de hecho no es más que un simple y bidimensional telón de fondo que no tiene mayor injerencia en la narración (nada esencial, se entiende: puro contexto... plano y muerto contexto) salvo para "justificar" esos horrendos diálogos sobre la no discriminación, la diversidad, el respeto a todos, entre otras oraciones de buena crianza que siempre surgen a pito de nada, ni siquiera como un diálogo con esta realidad inventada. No obstante, en un inicio valoraba este esfuerzo por crear un mundo con sus propias dinámicas, sin importar cuán poco ingeniosas o cuán discursivamente planas y sosas estas fueran. Pero es que durante la primera parte del relato me sentía indulgente, después de todo estábamos ante un largometraje comercial y de entretenimiento, para qué ponerse tan serio, tan exigente, si al final el asunto, la verdadera trama, va sobre dos policías (Will Smith, humano, experimentado, y un irreconocible Joel Edgerton, orco, novato, bonachón; el primero, claro, no quiere tener de compañero a un orco) que se encuentran con una varita mágica cuyos poderes, en manos equivocadas, claro, pueden destruir la vida tal como la conocemos. Recuerden que es un mundo fantástico, que hay profecías, magia a montones (magia ex machina), cosas por el estilo. Pero todo tiene un límite...
(continuará...)
...y el límite definitivamente se cruza cuando contravienes este mundo creado por ti y permites que tu relato sea un burdo y bochornoso carnaval de clichés, lugares comunes y elementos narratológicos sin entidad propia, meros instrumentos circunstanciales sin peso alguno que son utilizados sólo para hacer que la trama avance incluso si para ello debe forzar las situaciones más absurdas e ilógicas. Luego resulta que la pareja dispareja (ugh...) es perseguida por orcos pandilleros, unos elfos malignos que quieren invocar al mismísimo dios del mal, policías corruptos y un par de federales que siempre llegan tarde a todas (porque si lo hicieran antes, como corresponde a profesionales que cuentan con amplios recursos tecnológicos y jurisdiccionales, el largo daría apenas para mediometraje), y el relato no es más que un tonto videojuego bidimensional con un inane telón de fondo y con personajes en primer término que, en su huida, deben enfrentar distintos jefes finales, obstáculos y adversarios varios, todo tan predeterminado que llega a dar asco y vergüenza ajena. Así, incontables deus ex machinas (me sorprende que dos letales elfos capaces de enfrentar a un completo escuadrón de agentes SWAT sean vencidos por dos policías que, además de ser de una raza inferior, están heridos) e innecesarios giros de guión nos llevan a un final CURSI (con putas mayúsculas), meloso, infantil, de moralina tan repelente como una colonia barata, en donde todo se soluciona a la perfección e idealmente para los buenos y todos se dan cuenta que el verdadero valor no se encuentra en el exterior sino que en el interior (el honor, el valor, etc.).
Honestamente, este largometraje no tiene ningún maldito sentido, y su banda sonora es horripilante, y no sé qué gracia tiene conseguir a un tremendo actor como Joel Edgerton para que sea él el que se maquille entero de rostro y cuerpo, y ¿cómo es que "Okja" fue tan alabada si es la misma basura que ésta?, y su relato es tan inverosímil y está tan plagado de convenientes coincidencias que los bastardos de CinemaSins seguramente se van a hacer un festín con esta estupidez que, créanlo, ya cuenta con una secuela anunciada, y ¿por qué Ayer consideraría acertado que un vagabundo, dentro de los primeros quince minutos de metraje, nos revele que el policía orco alcanzará la gloria y que Will Smith es un maldito Bright (así se denomina a todo aquel que pueda usar una varita mágica... los que no pueden se mueren al primer contacto con el codiciado objeto)?, y ¿para qué crear una mitología tan "rica" y "vasta" si apenas se puede comprimir en una historia plana y repetitiva que, de nuevo, sólo la utiliza para que dos personajes huyan de los malos en un bucle de dos putas horas?, y ¿qué sentido tiene seguir?
En resumen, "Bright" está pésimamente escrita, se alarga y alarga sin razón alguna (le sobran gran cantidad de escenas y, por ende, de minutos), y qué puedo decir, ni como entretenimiento de calidad pasa colado, pues se repite tanto que acaba por cansar y desinteresar. Además, esta historia ya la hicieron antes, con ligeras variaciones, pero la misma cosa al fin y al cabo: la película (porque se hizo para ser estrenada en cines y se rodó en 35mm) se llama "Alien Nation" y es del '88. Ése sí que es un entretenimiento de calidad que, por lo demás, se decide por un tipo de narrativa en lugar de intentar mezclarlo todo a lo loco (y está comentado acá).
...me recontra cago en Netflix, ojalá le caiga un meteorito...