La Alcarria, la comarca de las mieles, cuenta con un importante patrimonio monumental, natural e histórico que conviene explorar de manera sosegada. Y el corazón de esa Alcarria es Brihuega, llamada también ‘Jardín de la Alcarria’, una villa histórica y monumental situada en un altiplano desde el que se dominan los bellos parajes del valle de Tajuña. Como podrá apreciar el viajero a continuación, Brihuega es uno de esos lugares no turísticos de Castilla La Mancha, que no suelen aparecer en las guías convencionales, pero que los amantes del pasado y la historia deben marcar en rojo dentro de su agenda viajera.
Sus orígenes se remontan a la época de los celtíberos, como demuestran los restos hallados en la vega del Tajuña. Más tarde, Brihuega pasó a manos de los romanos (siglo II a.C.) y recibió el nombre de Castrum Brioga. En la Edad Media se conoció como Brioga. Conquistada a los árabes por Alfonso VI, a comienzos del siglo XIII recibió sus fueros. De ese siglo datan la mayor parte de sus principales monumentos. En el siglo XVI pasó a poder de la corona tras pertenecer a los arzobispos de Toledo.
Plaza del Coso de Brihuega./minube
Brihuega ha sido escenario de diferentes acontecimientos bélicos de significativa importancia. En 1455, Brihuega sufrió un asedio durante los nueve días que preceden a la festividad de Pentecostés, cuando reinaba en Castilla Juan II y en Navarra el también llamado Juan II, que pretendía usurpar el trono castellano. Pero el asalto no llegó a realizarse.
A finales de 1710 fue asaltada por las tropas del Borbón Felipe V en uno de los episodios más trascendentes de la Guerra de Secesión. Las tropas británicas del general James Stanhope se vieron obligadas a capitular. Los británicos, que apoyaban a la casa de los Austrias, fueron atacados y derrotados por el ejército franco-español al mando de Luis José de Borbón, Duque de Vendôme.
Al día siguiente tuvo lugar la batalla de Villaviciosa. El jefe de las tropas austriacas, Guido von Starhemberg, que había recibido demasiado tarde noticias del peligro en que se encontraba el grupo británico, retrocedió de inmediato y plantó cara al ejército franco-español en una sangrienta batalla en los alrededores de la localidad vecina de Villaviciosa de Tajuña. Ambos bandos la consideraron una victoria y perdieron unos 3.000 efectivos en el campo de batalla.
Castillo de la Peña Bermeja./rutasconhistoria.com
No fue la única contienda en la que resultó protagonista la localidad alcarreña. Por sus calles se desarrolló, en 1937, gran parte de la Batalla de Guadalajara perteneciente a la Guerra Civil española, en la que resultó vencedor el bando republicano frente a las tropas sublevadas, la mayoría de ellas compuestas por efectivos de origen italiano. Fue la primera victoria del ejército que representaba al gobierno legítimo. Hoy, un árbol del frondoso jardín que rodeaba el palacio de Ibarra (en ruinas), recuerda que en este lugar se libró una contienda que resultó decisiva.
Su impotencia fue tal que el escritor Ernst Hemingway, por aquel entonces corresponsal de guerra en España, redactó: “Este corresponsal que ha estado estudiando la batalla durante cuatro días, revisando las posiciones sobre el terreno, con los comandantes que la dirigieron y los oficiales que lucharon en ella, y siguiendo las huellas de los tanques, declara rotundamente que Brihuega tendrá un lugar en historia militar junto a otras batallas decisivas en el mundo”.
A la entrada del casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico, el viajero encuentra el rollo o la picota, símbolo jurisdiccional y lugar de ejecuciones, y los lienzos de muralla comprendidos entre la puerta de la Cadena y el Arco del Corazón. Un paseo por calles que alternan la arquitectura popular con mansiones nobles de más fuste nos conduce a la plaza porticada del Coso, donde se conserva la cárcel de tiempos de Carlos III. Arriba, el castillo de Peña Bermeja, con su espacioso patio de armas y su capilla gótico-mudéjar (siglo XIII)
Plaza de Toros de Brihuega.
El viajero prosigue por la iglesia gótica de Santa María de la Peña (siglo XIII), cuya portada es románica. La iglesia de San Miguel, del siglo XIII y de notables reformas barrocas, tiene una portada románica de estilo cisterciense con arquivoltas. Mientras, la iglesia de San Felipe, que figura entre los mejores conjuntos de la villa, muestra una portada de arcos apuntados, capiteles, rosetón y alero sostenido por canecillos zoomórficos. Queda por ver la Real Fábrica de Paños (siglo XVIII), circular, portada barroca, que conserva unos románticos jardines.
En Brihuega se celebran los encierros más antiguos de España, que convocan a una multitud en torno a los valles y barrancos que rodean la población. Mientras, en el cercano pueblo de Torija se conserva un castillo de supuesto origen templario que alberga en su torre del homenaje un museo dedicado al libro Viaje a la Alcarria, de Camilo José Cela. Por esta y todas las razones expuestas, no le cabe duda al viajero que debe hacer una parada con historia en Brihuega. Se empapará de pasado. Seguro que no le decepcionará.
Dónde dormir: Casa Rural Blas; C/ Del Moral, 2, 19400 Brihuega (Guadalajara); teléfono: 675266159 y 949280661.
Dónde comer: Asador El Tolmo; Avda de la Constitución 26, 19400. Brihuega (Guadalajara); teléfono: 949281130.