¡Brillemos con toda nuestra luz!

por Rosa Salvador

Le he estado dando mil vueltas y no he encontrado un título que me acabara de gustar para lo que te quiero transmitir en este post, así que mejor te lo explico:

En primer lugar voy a centrar qué quiero decir con BRILLAR.

Como muchos ya sabéis soy coach Co-Activa y para mí esta formación, tras muchísimos años de experiencia profesional, supuso una sorpresa al descubrir que hay líderes que se acompañan de otros líderes y les reconocen, ayudan, valoran y ensalzan en su labor. Creo que esta es la actitud de los grandes, de los que no necesitan poner el pie en otro para poder subir ellos, en los que se saben que son lo que son, sin más. Si lo piensas, esta actitud la descubrimos en todas las personas excepcionales: sencillez, ayuda, reconocimiento, agradecimiento…

Eso es brillar y hacer brillar a los demás. De acuerdo con la moral, la ética, las religiones, etc. etc., sería lo normal pero lo cierto es que no es lo encontramos ni en nuestra vida profesional ni en nuestra vida privada.

Lo que acostumbramos a hacer es “buscarle los tres pies al gato”, os lo voy a ilustrar con un ejemplo: Recuerdo que hace ya muchos años en una fotografía ideal en una revista de sociedad de una señora esposa de cantante y hoy madre de un par de ellos, que a esta fecha sigue estupenda, una conocida dijo..¿pero te has fijado en el que el dedo meñique del pie izquierdo lo tiene torcido? Sé que suena a chufla, pero os juro que fue como os lo cuento.

Esto es lo que hacemos constantemente. En lugar de ver el brillo de los demás, miramos, rebuscamos diría yo, en lo que no tiene, lo que no es o en lo que no es perfecto para nosotros en lugar de alabar y ensalzar lo que si posee. Creo que a ti también te habrá pasado más de una vez, que cuando le dices a alguien ¡Qué guap@ estás! ¡Que bien te sienta tal vestido! ¡Que list@ eres! Te responde que si estás de broma o cosas similares. Estamos tan poco acostumbrados a recibir halagos o parabienes que cuando esto ocurre, nos sorprende y pensamos que no puede ser verdad tal comentario, que no somos merecedores de él, que hay una falta de sinceridad que lo acompaña o cosas parecidas.

A todos nos ocurre que cuando regamos aquello que tenemos, adquirimos seguridad y ello nos hace mejorar esa cualidad o habilidad. Lo mismo ocurre cuando actuamos así con los demás, es como en un jardín, que florece más. Si te centras en lo que el otro tiene, en ensalzar lo que posee, en felicitarle por sus logros, en reconocer su valía, todo esto se multiplica en el otro y a la vez, revierte en ti, independientemente de que el que recibe corresponda, lo que haces es crear una impronta de tu proceder que es lo que te define por aquello de que “somos lo que hacemos”, así como que a cada cual le definen sus actos. Diré más, no alabar, ayudar, agradecer, reconocer a quien lo merece es mezquino y de mediocres.

Sé que para muchas personas la falta de entreno les hace pensar que no saben como agradecer, ayudar o reconocer al otro, a estos les diré que sólo tienen que hacer aquello que les salga del corazón: una palabra, un gesto de ánimo, un escrito…hay mil y una maneras de hacerlo y cada uno ha de encontrar la suya y para que este post adquiera realidad sólo te propongo que imagines como sería un mundo en el que el reconocimiento, la ayuda y la gratitud fueran moneda corriente. ¿Cuán grato seria vivir en él? ¿Cómo se sentiría la gente que quieres, los que te han enseñado, te han brindado su ayuda desinteresada, los que se han preocupado por saber como estas o como te va? ¿Cómo te sentirías tú?

Bien, veo una sonrisa en tu cara, así que ahora te propongo

¿Qué pequeño gesto vas a realizar para agradecer/reconocer/ayudar?
¿Cómo les vas a hacer saber a los demás que significa su gesto de agradecimiento/reconocimiento/ayuda hacia ti?
Que sientas dentro de ti ¿Quién eres actuando así?

Autora Rosa Salvador

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