La Rioja es un destino que en otoño transforma los tonos de sus campos de vides. Cuando circulas por sus carreteras tienes la posibilidad de disfrutar de un abanico de colores, del amarillo al rojo, configurando un precioso paisaje. Porque en otoño, no todo son hayedos.
Además, es un momento estupendo para visitar alguna de sus bodegas. El otoño pasado, nosotros nos hicimos una mini escapada por la zona y elegimos La Bodega López Heredia, de la que ya os contamos nuestra experiencia, muy recomendable.
En esta pequeña toma de contacto con la zona paramos en alguno de sus pueblos, como Ezcaray, donde disfrutamos de su gastronomía. En Nájera, nos impresionamos con su monasterio, visitamos los dos de San MIllán de la Cogolla (Yuso y Suso), pasamos a la zona de la Rioja Alavesa para irnos de pintxos por Laguardia, estuvimos en Haro y nos cautivó este pequeño pueblo del que hoy os vamos a hablar: Briñas.
Esta localidad está a menos de 5 km de Haro. Nosotros aprovechamos antes de la visita a la Bodega López Heredia para conocerla.
En Briñas nos dimos un paseo muy agradable entre sus callejuelas. Llegamos sin esperar nada y nos fuimos con una grata sensación.
Los viñedos rojizos fue los primero que nos encontramos al llegar rodeando esta pequeña villa, también perfilada por el caudaloso río Ebro a la altura del Tondón, meandro del río, y lugar que da nombre a Villa Tondonia (bodega de la que os hablábamos anteriormente). Fuera de sus límites, casi para cualquier lugar que miraras todo te recordaba al vino: viñas y agua.
Briñas está lleno de casas palaciegas y solariegas de los s.XVI y s.XVII, con grandes escudos sobre sus fachadas. Su casco histórico da para irse fijando en numerosos detalles de las mismas y tiene un excelente grado de conservación.
Destaca, en la plaza, la iglesia de Nuestra Asunción, que no visitamos su interior, pero nos llamó la atención el tamaño de la misma con respecto al pueblo.
En la parte más alta de la villa está el Mirador del Rollo, que ofrece unas preciosas vistas sobre el pueblo, los campos de vides y el río. Nos pareció un sitio precioso.
Además, allí mismo, si miráis a vuestro alrededor podréis ver sobresalir del suelo una especie de chimeneas. En las bodegas más antiguas y tradicionales hacía falta construir una vía de escape para los gases que resultaban de la fermentación de la uva que se llevaba a cabo bajo la tierra, en cuevas, etc, de ahí la existencia de esas chimeneas.
Por la parte más baja del pueblo se puede acceder a un pequeño embarcadero que te deja a los pies del río Ebro. Desde allí se vislumbran algunas de las casas casi a orillas del río, y un precioso paseo entre árboles que en aquellas fechas eran multicolores.
Hay un crucero que data del s.XVI muy particular. Se encuentra al lado del Humilladero de la Villa y está bastante erosionado.
Si vais a hacer una escapada a La Rioja, comunidad autónoma llena de atractivos e Historia, Briñas puede ser uno de esos puntos interesantes para marcar en vuestro itinerario.
En otoño es fácil recurrir a bosques de hoja caduca pero hay otro tipo de paisajes que tienen muchísimo encanto en estas fechas también. Y si encima están en la tierra que tan buenos vinos nos da ¿Para qué queremos más?
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Revista Cultura y Ocio
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