Por Rodrigo Quintanar.
Nota del Editor: Esta es una colaboración de nuestra sección Practice Squad, donde nuestros lectores aportan sus puntos de vista sobre lo que pasa en la NFL.
Hay $36.4 millones de dólares de diferencia entre el salario de Brock Osweiler y Tom Savage en Houston. El segundo, el más “pobre”, se convirtió en el titular después de que el flamante “refuerzo” de los Texans lanzó 16 intercepciones en la temporada y se encargó de recordarle a su equipo y a toda la NFL que, a pesar de ser la liga más rica, avanzada y con la gente más capaz de la industria deportiva, las emociones y falsas expectativas nublan el raciocinio cuando se trata de seleccionar a la posición más difícil del planeta.
Imaginemos que usted, amable lector, llega a un lote de automóviles. Su presupuesto es de alrededor de 150 mil pesos. El encargado del lugar lo pasea, explicándole las mejores opciones de acuerdo con sus preferencias y limitantes. Después de media hora de platicar, en la que usted repitió la palabra “OK” incansablemente, el vendedor lo deja solo para tomar decisiones. A lo lejos, usted se da cuenta de que hay un automóvil que le llama la atención y que nunca fue mencionado por dicho encargado. Usted se acerca y, asombrado por las siglas BMW que presenta el automóvil, se inclina hacia una de las ventanas para revisar el precio de éste.
No solamente el precio se encuentra entre su rango, sino el modelo es mucho más reciente de lo que esperaba. ¡Jamás imaginó poder comprar un auto así! Emocionado, voltea a su alrededor, agresivamente, en busca del vendedor con las ganas de gritarle: ¡mío! Pero de pronto, la sangre llega a su cerebro con una dulce voz que le dice: “esto no es normal, algo debe tener… de lo contrario, este auto no estaría aquí”. Inmediatamente usted se calma, se fija si alguien lo ha visto y, apenado, se retira del lote.
La sangre, cuando se trata de seleccionar a un quarterback, pocas veces llega al cerebro de los dueños en la NFL. ¿Si Brock Osweiler fuera un pasador de setenta y dos millones de dólares, Denver lo hubiera dejado ir?
La Agencia Libre con los quarterbacks no funciona como en el resto de las posiciones. Hay 32 equipos en la liga y menos de diez pueden presumir de haber encontrado a su líder. La demanda supera ampliamente a la oferta. Si tenemos duda, repasemos este cuadro de honor: Jake Delhomme, Scott Mitchell, Jeff George, Kerry Collins, Jeff Garcia, Matt Flynn, Matt Hasselbeck, Tyrod Taylor, Ryan Fitzpatrick y Sam Bradford. Todos agentes libres, todos fracasos.
Hay cuatro excepciones que sería irresponsable no mencionar: Brett Favre (de Falcons a Packers), Drew Brees (de Chargers a Saints), Carson Palmer (de Bengals a Cardinals) y Alex Smith (de 49ers a Chiefs). Sin embargo en los últimos tres su historial de lesiones provocó que se convirtieran en agentes libre y Smith ya es claro que fue un error por parte de San Francisco.
La única forma de encontrar y desarrollar a un quarterback es mediante el Draft. Veamos a los mejores equipos esta temporada; Dallas (Prescott), Oakland (Carr), New England (Brady), Seattle (Wilson). Todos seleccionaron a su QB en el Draft. En las últimas dos temporadas, sólo tres equipos que llegaron a los Playoffs no lo hicieron con un pasador desarrollado en el Draft; Chiefs (Smith), Cardinals (Palmer), los cuales ya mencionamos y… Houston (Hoyer).
¿Por qué el Draft es la única opción? Porque para que exista un quarterback exitoso se necesitan combinar dos requisitos esenciales. En primer lugar, además de poseer talento sobresaliente, el jugador debe desarrollar fortaleza mental, ética de trabajo y habilidad de liderazgo que poca gente en el mundo alcanza. En segundo lugar, y quizá aún más difícil, el jugador debe caer en una situación favorable que le otorgue tiempo para desarrollarse.
Es el segundo punto el que la gente más brillante del football a veces olvida. Como en la vida, hay veces en que la tentación por ganar rápido y obtener resultados milagrosos nos hace olvidar, estúpidamente, que no hay atajos para el éxito.
Y en este punto es donde nacen los Osweilers.