Revista Cultura y Ocio
La continuación de The River fue un álbum bastante diferente, y ahí el acierto es mayúsculo por parte de Bruce. Hablo de Nebraska, un álbum que inició una tirada de álbumes acústicos cuya temática era oscura, y en concreto aquí ahondando en una aridez y desesperanza bastante palpables. Para mi se trata de un disco crucial en la discografía del Boss, donde demostró su amplitud de registros y ante todo, que podía hacer discos que eran joyas también, sin la compañía de la E Street Band. De hecho al principio su idea era grabarlo con la banda y así se hicieron las tomas, pero las tiró a la basura y su base fueron las maquetas que había grabado sólo en un chalet aislado de New Jersey. Este disco se grabó en una única sesión de grabación.Aquí el héroe de la clase trabajadora de Springsteen ya no es un simple soñador en paro, ahora es también una tipo que tiene que robar y se convierte en un sinvergüenza sin escrúpulos, en definitiva un asesino, al que sólo le quedan recuerdos de infancia para intentar redimirle.La canción emblema del disco es Atlantic City, para mi una de las diez mejores de Springsteen, y eso es mucho decir. La ciudad a la que se refiere en el tema, mítica zona de juego en los años 20 y llena de mafia, es aquí descrito como un sueño de liberación que depende de una apuesta en un casino de la ciudad. También sale mentado el asesinato real de Philip Testa, capo de la mafia de Filadelfia, que desencadenó una guerra entre familias mafiosas a principios de los años 80. La voz de Bruce, su guitarra y su armónica hacen el resto.
Os dejo con el vídeo de Atlantic City.