Hacía ya tiempo que no seguía con la saga Mundodisco de Terry Pratchett y aún tenía Brujerías esperándome en la estantería, así que lo cogí con muchas ganas, sobre todo porque suponía el regreso de Yaya Ceravieja, que me gustó muchísimo en Ritos iguales.
Por si no lo sabéis, Mundodisco es una saga que, además de extensa, es muy particular, ya que está formada por novelas autoconclusivas en su mayoría que se pueden leer de forma independiente. También se pueden dividir por distintas sagas dentro de la principal y Brujerías sería la segunda entrega de Las brujas, que se inició con Ritos iguales, y sexta entrega si sigues la publicación original. Una vez aclarado eso por si hay alguien que no haya oído hablar de Mundodisco, voy con la reseña de Brujerías:
El rey del reino de Lancre es asesinado. Hasta ahí, nada nuevo, suele ser algo típico en los reyes. Sin embargo, el problema viene cuando sus asesinos, el duque Felmet y su esposa, se hacen con el trono y deciden hacerles la guerra a las brujas, que viven estupendamente en el reino, donde cuidan a sus animales, ayudan o maldicen a la gente, según les venga en gana. Y es que, por azares del destino, un aquelarre de tres brujas (formado por Yaya Ceravieja, Tata Ogg y la novata Magrat Ajostiernos) acaba encontrando al hijo del difunto rey, un bebé, al que dejan en una compañía de teatro para que crezca a salvo.
Y como las brujas no intervienen en la monarquía, ni en nada básicamente, todo podría haber parado ahí, pero resulta que el reino de Lancre no traga a su nuevo rey y les pide ayuda. Así que una cosa lleva a otra y, al final, el aquelarre decide intervenir en contra del nuevo rey, el duque Felmet... que no sabe la que le viene encima.
Con Brujerías, Terry Pratchett hace un homenaje y coña en toda regla de Macbeth, la obra de Shakespeare. No es que sea sutil, pero sí terriblemente divertido, sobre todo por ese trío protagonista que no puede ser más distinto.
A Yaya Ceravieja ya la conocía de Ritos iguales, donde me conquistó. Yaya Ceravieja tiene muy mala leche, es una experta en cabezología y cree que lo mejor para una bruja es pasar de todo. Sin embargo, en Brujerías Yaya Ceravieja acaba viniéndose totalmente arriba en su enfrentamiento con el duque Felmet. Vamos, que la tenemos desatada y eso acaba resultando muy, muy gracioso, sobre todo por lo irónica que es y las salidas que tiene. A medida que avanza la novela, Yaya se va desatando más y más y no puedes más que quererla y admirarla al mismo tiempo.
Por otro lado, está Tata Ogg, que es una bruja bastante particular, más que nada porque en su juventud fue muy promiscua y ahora tiene una caterva de hijos, que a su vez han tenido más hijos, así que es la matriarca de una enorme familia donde esclaviza a sus nueras y cuenta con la defensa a ultranza de sus hijos.
Finalmente, tenemos a Magrat que es joven y básicamente una hippie, que cree que la magia debería entenderse de otra manera. A Magrat le gustan los rituales, los libros de hechizos, las velas y toda la parafernalia que sus compañeras creen que es una estupidez. La muchacha es bastante inocente, más pacífica que las otras dos, también más comprensiva, pero tiene su carácter y la vemos crecer un poco a lo largo de la novela.
Y aunque el trío de brujas son las protagonistas de la novela, no están solas, ya que, como ocurre en todas las entregas de Mundodisco, sus páginas están plagadas por toda clase de personajes, cada cual más peculiar que el anterior: desde el príncipe heredero bendecido por el aquelarre (al más puro estilo las tres hadas buenas de La bella durmiente), hasta los malvados duques donde ella es el auténtico cerebro y su esposo un panoli que se dedica a aguantarla.
Todos tienen lo suyo, cada uno tiene su historia y todo va confluyendo a los largo de las trescientas páginas de Brujerías.
Además, como ocurría con Ritos iguales (la novela anterior de esta saga centrada en las brujas), Brujerías resulta una novela bastante peculiar. No hay aventuras que recorren el Disco, ni enredos, sino que se trata de ese conflicto entre los nuevos reyes y las brujas, mientras Terry Pratchett se cachondea de todo y divaga sobre temas tan distintos como el gobierno, el teatro o la sociedad.
La verdad es que cada novela nueva que leo del Mundodisco no sólo me encanta, sino que acaba sorprendiéndome porque no hay dos iguales y encima siempre me hacen reír. Son unas novelas que, personalmente, no me canso de recomendar porque merecen mucho la pena.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Tatiana y Alexander de Paullina Simons.