Como si lo técnico fuera, de suyo, algo. (El ser de) lo técnico ya encierra una visión del ser humano, toda una antropología. Por ejemplo, si decimos que la técnica es un medio para conseguir algo, estamos incorporando toda una antropología según la cual el ser humano es un ser proyectivo dotado de voluntades que más o menos puede llegar a satisfacer. Por lo mismo, en cada una de las acciones enseña el modo como se ve a sí mismo. Otro ejemplo. Si entendemos la técnica como lo creado, o lo puesto, en oposición a lo dado, lo hacemos ya desde concepciones, como la judeocristiana, que nos definen como seres poiéticos o creadores. Por ello, decir que la técnica es algo respecto de lo que hay que asumir algún tipo de responsabilidad es no caer en la cuenta de que, cualquiera sea el modo como la entendamos, ya nace incorporada a una visión o imagen de nosotros mismos. Una visión de la que sí que somos verdaderamente responsables. Es decir, respecto de la técnica tenemos que comportarnos como se comportaría una tortuga respecto de su caparazón, a la que en ningún caso, sabedora de que el caparazón forma parte de ella misma y que va estar presente en cualquier comportamiento, se le ocurriría preguntarse cómo comportarse respecto de él.
"Ahora bien, nuestro estudio quedaría incompleto si no tocase también un tercer orden, más frío, que es el que principalmente otorga su impronta peculiar a esta inflexión de los tiempos en que nos encontramos. Nos referimos al orden técnico en sí, a ese gran espejo en el que se refleja con máxima claridad la creciente objetivación de nuestra vida y que se halla impermeabilizado de manera especial contra el acoso del dolor. La técnica es nuestro uniforme." (Ernst Jünger, Sobre el dolor)