En Madeira queríamos practicar buceo adaptado, y lo conseguimos en el Clube Naval do Funchal, con instalaciones sin barreras y profesionales muy implicados.
Continuamos nuestro descubrimiento de Madeira y nos propusimos cumplir un sueño: practicar buceo adaptado, dejar la silla de ruedas en tierra y disfrutar de las aguas del Atlántico que aquí adquieren una especial belleza.
Gracias a nuestro amigo António Cunha, nos desplazamos al Clube Naval do Funchal que cuenta con instalaciones sin barreras, quien nos enseñó las instalaciones, disfrutamos retomando fuerzas al aire libre con vistas al mar y nos preparamos para sumergirnos en unas aguas que conforme avanzaba el día, se iban poniendo más revueltas y la climatología más inestable.
Aunque no existe una entrada adaptada al mar, el Club cuenta con una zona de fácil acceso al agua, con ayuda aunque debido al oleaje no pudimos utilizar. Lo hicimos a través de unas escaleras que me ayudaron a bajar con la técnica del "sillón del rey (o de la reina) y terminamos de colocarnos el equipo (el traje completo ya nos lo habíamos puesto en tierra) con el chaleco, la botella, respirador, etc.
Previamente, mientras nos ayudaban a ponernos el traje de neopreno, recibimos explicaciones de seguridad, comentamos al equipo determinadas precauciones como el cuidado que hay que tener con las piernas al no moverlas, precauciones en el gasto de oxígeno, ya que buceo moviendo los brazos lo que produce un gran consumo.
También nos explicaron el recorrido que íbamos a realizar y que habían creado un parque submarino, señalizado y con dos recorridos; uno más largo y profundo y otro algo más cortito. En ambos casos íbamos a ver una gran variedad de fauna como barracudas, centollos o diferentes especies de peces.
Tras bajarme las escaleras como veis en el vídeo y colocarme todo el equipo, entre tres personas me metieron al agua con muchísima más suavidad que la que nos ofrecía el fuerte oleaje. Intentaron ponerme los pesos que necesito (muchos más que los habituales) en el agua pero no fue posible, por lo que me propusieron empujarme ellos bajo el agua y que yo me dedicara a disfrutar.
La visión era bastante clara dado el oleaje y mar de fondo y llegamos a los 15 metros de profundidad con unos 38 minutos de duración. Las sensaciones fueron inolvidables y estaba muy emocionado porque me encanta bucear y sentirme libre bajo las aguas, la complicidad que existe con el silencio, únicamente roto por los respiradores.
Vinieron varias personas conmigo, dos de ellas me llevaban (para evitar que me fuera para la superficie por falta de pesos), y todos estuvieron atentos a mis sensaciones, confort y seguridad. A todos agradezco su implicación, amabilidad y paciencia.
Gracias a los baños adaptados y vestuarios pude ducharme tras la actividad y me quedé nuevo.
Si vais a Madeira y os gusta bucear, os recomiendo hacerlo en el Clube Naval do Funchal, unas instalaciones y una actividad que he comprobado personalmente.
Gracias a Antonio Cunha, a todo el equipo que me ayudó a bucear, al Clube Naval do Funchal, a Intertours Madeira por su fantástica organización, implicación y amistad, a Eva por estar a mi lado.
Como siempre tenéis el vídeo en la imagen de portada del post y si os ha gustado, suscribiros al canal de vídeo para no perderos ninguna de mis aventuras.
Gracias a todos por acompañarnos en este viaje.Más información sobre mi viaje a Madeira: Madeira con silla de ruedas,