¿Leones? No. ¿Elefantes? No. ¿Cebras? No.
Bueno, sí, sí vimos todos esos animales y muchos más, pero me refiero a uno que probablemente no está incluido en la lista de los ejemplares que uno disfruta en los enormes parques nacionales africanos y, claro, es que ahí no está. Hablo del gran blanco, del gran tiburón blanco tristemente célebre e inmortalizado en la saga de Steven Spielberg: “Tiburón” o “Jaws”, como se conoció a la película en inglés. Si algo me faltaba para que África me despida con un broche de oro, al menos por un tiempo, es poder hacer buceo en jaula con tiburón blanco, en Gansbaii, cerca de Cape Town, en Sudáfrica.
Las grandes cadenas televisivas de divulgación científica del mundo llegan a Gansbaii y alrededores para tomar imágenes de este hermoso animal, porque adentrarse en estos mares asegura en un 100% encontrarse cara a cara con muchos de ellos.
Gracias a los amigos de Aventura Sud tuvimos una de las experiencias más increíble de nuestra vida. Si bien el día estuvo nublado y la visibilidad debajo del agua no era la mejor, disfrutamos enormemente de la actividad. Y digo “disfrutamos”, porque también Aldana se animó, se vistió de buzo y se metió al agua fría. Que Aldana haya bajado a la jaula conmigo hizo que disfrutara mucho más aún de lo que ya de por sí me resultaba muy excitante. Era ver a un tiburón y mirarnos, codearnos y reírnos debajo del agua y, luego, comentar como chicos sobre lo que acabábamos de ver.
La excursión comienza con un abundante y variado desayuno antes de embarcar. Luego, nos dirigimos hacia el muelle, embarcamos y navegamos unos 50 minutos (recomendamos tomar la pastilla para el mareo a quienes suelen tener problemas de ese tipo). Una vez que llegamos al lugar indicado, toca el turno de esperar muy ansiosamente que los tiburones aparezcan alrededor del barco. Para lograrlo, y mientras las gaviotas aprovechan, una persona del equipo se encarga de tirar cebos desde cubierta. Cuando los protagonistas se hacen presentes, comienza el show.
Subimos al barco…
Cebo para los tiburones….
… que las gaviotas también aprovechan.
La jaula para 8 personas se encuentra atada al costado del barco a nivel del mar. A nosotros nos tocó el segundo turno para ingresar en ella. Si bien la mayor adrenalina se vive en la jaula, estar en cubierta es también muy interesante y entretenido, ya que se ven a los tiburones tratando de comer el cebo y muchas veces pegan saltos donde dejan ver sus dientes y fuerza. Vimos algunos de un metro y uno, de más de 4. Ver semejante masa de carne abriendo su bocota para agarrar las cabezas de pescado flotando y atadas a una soga, deja muy en claro que en un encuentro mano a mano con uno solo de estos muchachos, la cosa terminará bien para él.
La sombra del tiburón desde arriba. En este caso era uno chico, pero vimos algunos de más de 4 metros.
El tiburón cerca del cebo.
Al tirar del cebo, el tiburón lo sigue y “choca” con la jaula.
Si desde arriba estuvo bien, no les cuento lo que fue desde abajo. Cuando alguno de estos chicos golpeaba la jaula, la adrenalina se descontrolaba y el disfrute era total. En un momento, el tiburón pasó delante de la jaula y vi su cola tan cerca que no pude resistir. Como el más inconciente de todos, saqué el brazo de la jaula e intenté tocarlo. No lo logré, pero lo intenté. Fue muy intenso y, como no me pasó nada, lo puedo contar como una simple anécdota. Imagino que quien lee esto estará pensando “éste está loco” o “pero que boludo…” y sí, pero en ese momento ni lo pensé, actué, y la verdad es que con la cola era complicado que me pueda morder. En otro momento, uno de ellos se acercó a la jaula siguiendo al cebo y cada vez lo tenía más cerca con su enorme boca abierta de par en par. ¿Qué puedo decir? Adrenalina, vértigo, intensidad, estado de alerta absoluto. Todo duró un segundo pero la foto de esa dentadura despareja dirigiéndose ágil y veloz hacia mí será una foto mental que guardaré por siempre en mi memoria.
Nosotros adentro de la jaula.
Luego de la adrenalina y de la vuelta a tierra firme, nos esperaba una rica sopa caliente, café y sándwiches. Para aquellos que soportaron el movimiento de las olas, también había bebida y comida en el bote.
Sin lugar a dudas, haber hecho esto está en el “Top Five” de las experiencias más intensas de mi vida. ¡Altamente recomendable! Gracias a los amigos de Aventura Sud!
Si a esta super experiencia le sumamos los lindos días que pasamos en Gansbaii junto a nuestro couch, Martin, el combo es perfecto. Gansbaii es una pequeña localidad en la provincia de Wester Cape que concentra una importantísima cantidad de vida marina. Si bien es conocida mundialmente por ser el lugar ideal para ver y disfrutar de los tiburones blancos también es posible ver ballenas, delfines y lobos marinos. Además, otra de las excursiones más tradicionales es andar a caballo por las sierras y la playa.
Paisaje costero de Gansbaii y alrededores.
Lomos de ballenas, mientras pasábamos por ahí.
En Gansbaii, como en el resto de Sudáfrica, percibimos la división que ni el final del Apartheid logró cambiar. Allí existen los barrios de blancos, de negros y de “colored” (gente “de color”, es decir, mestiza). Es un lugar apacible, de casas bajas, restaurantes con mucho pescados en el menú y tabernas con señores grandes bebiendo mucha cerveza.
Algunos otros animalitos que nos encontramos en el camino costero…
Les dejamos el video grabado y editado por la empresa. Pueden pasar de largo los primeros dos minutos.
Gracias, Martin, por todo!! Y por esta foto!
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