
A la entrada del barrio judío de Budapest, puede verse un colorido mural que pretende inmortalizar al diplomático español Ángel Sanz-Briz, quien salvó la vida de miles de judíos húngaros, durante la Segunda Guerra Mundial. Debemos la autoría de esta obra al famoso grafitero español Okuda San Miguel.
Sanz-Briz, diplomático representante de España en Hungría, salvó a unos 5.000 judíos al otorgarles pasaportes españoles. Por tal motivo se le empezó a llamar "El ángel de Budapest".
De cualquier modo, El Ángel de Budapest también tuvo su celuloide, una película española, dirigida por Luis Oliveros, con Francis Lorenzo en su papel principal.
Si exceptuamos el hecho de ser reconocido como "Justo entre las Naciones", por parte del centro israelí conmemorativo del Holocausto, en 1966, nadie más le agradeció nunca esta hazaña, ni siquiera llegó a tener reconocimiento alguno en vida. Seguramente tampoco lo buscaba. El mejor agradecimiento fue el orgullo de saber que evitó la muerte a más de cinco mil personas.
La trayectoria de este diplomático no se detuvo ahí. Continuó aceptando destinos en distintas embajadas y tuvo una carrera brillante, como no podía ser de otro modo: «Estuvo en seis embajadas, y fue nuestro primer embajador en China».
Es justo reconocer lo que hizo este español, al que no fue casualidad que sus padres le pusieran Ángel de nombre. Porque, precisamente, eso es lo que fue para todos aquellos a los que le salvó la vida. El número de judíoshúngaros muertos durante el Holocausto fue aproximadamente de 568.000, sólo sobrevivió uno de cada tres judíos residentes en la Gran Hungría. Entre estos últimos se pueden contar los 5.200 que salvó, casi 5 veces más que los incluidos en la famosa lista del empresario alemán Schlinder.
