Hola chicxs!!
Como ya sabréis los que me sigáis en mis redes sociales, hace unas semanas estuve en el templo budista de Vall d'Alba (Castellón). Quería hacer una entrada hablándoos del lugar y de las personas que lo dirigen pero tenía que acomodar mis ideas antes de ello.
El lugar es precioso, respira paz, sin duda alguna. Hermosos jardines muy bien cuidados, una 'Stupa' preciosa, budas por aquí y por allá, banderas budistas... Sinceramente, apetecía mucho sentarse en el césped y empezar a meditar.
Nos encontramos con uno de los encargados del lugar y decidí hacerle algunas preguntas que me rondaban por la cabeza. El hombre fue amable, estuvo largo rato hablando conmigo y con mis padres pero me sorprendió cuando escuché cosas como:
"Nuestros cursos de meditación cuestan 90 euros porque cuando los ofrecíamos de forma gratuita venían personas que pensaban que iban a solucionar sus problemas, económicos, matrimoniales o de cualquier otra índole meditando"
Así que, ¿que pasa con gente como yo que queremos iniciarnos de veras, pero no disponemos de esa cantidad de dinero? Su respuesta fue:
"Así se demuestra quien quiere iniciarse de veras y quien viene aquí solo por curiosidad"
Puse buena cara, fingí que lo entendía y hasta me plantee ahorrar para asistir a las meditaciones y mas tarde iniciarme en sus enseñanzas. Pero luego lo estuve pensando y recapacité ¿acaso no fue Siddartha Gautama el que dijo que para alcanzar la iluminación debíamos practicar el desapego?¿porque entonces negarle algo como el acceso a las enseñanzas a alguien con interés si no puede permitírselo? Tengo la respuesta. Hipocresía.
Si el verdadero motivo de cobrar una cuota era que cuando lo hacían de forma gratuita tuvieron problemas ¿porque no hacen entrevistas selectivas al igual que con los voluntarios? Así descubrirían fácilmente quien está realmente interesado y quien busca simplemente una salida 'fácil' a sus problemas.
Mi conclusión con todo esto es que, por desgracia, los occidentales hemos hecho que una cultura tan bonita como el budismo se pudra. Hay cosas que deberían prohibirnos. Es por esto que incluso me planteé abandonarla, pero realmente el problema no es la cultura, sino las personas que la procesan.