Viernes 3 de abril comenzando mis vacaciones de Semana Santa, y de la mejor forma posible: SIEMPRE CON MÚSICA. La tarde me la ocuparon los "Conciertos del Auditorio" de Oviedo con el violonchelista Daniel Müller-Schott (en la foto), la orquesta «Oviedo Filarmonía» y su titular, Friedrich Haider. El arranque con la «Obertura festiva, op. 96» (1950) de Shostakovich, nos mostró una orquesta cada vez más madura, empastada, auténtico bloque con calidad que en los 10 años de singladura está alcanzando un nivel impresionante. Realmente fue comenzar festivamente con una obra poco escuchada del alumno del otro ruso de hoy pero que impresionó y resultó "contundente".
El «Concierto para violonchelo y orquesta en si menor, op. 104», de Dvorák nos brindó de nuevo a un cellista (y llevamos unos cuantos a cual mejor) que nos dejó una "recreación" más que una interpretación de la que no tengo calificativos para expresarlo una técnica prodigiosa (vibrato, arco, ataques... y sobre todo ¡sonido!) al servicio de la obra, y no me canso de repetirlo. Nos encontramos nuevamente con un director preocupado del solista, atento a las entradas y finales, pendiente de encajar cada pasaje y entresacando de la partitura cada pasaje orquestal en su plano sonor. Desconozco la propina que nos regaló pero sólo me queda decir INCONMENSURABLE.
Y completando programa la «Sinfonía n.º 5 en si bemol mayor, op. 55» (1895) de Glazunov. Sinfonía y compositor no son de "los grandes" pero resultó de nuevo embriagadora la obra del maestro de Shostakovich, escrita con gran oficio y brillantes de instrumentación, con una «Oviedo Filarmonía» que ha demostrado madurez más allá del foso para el que fue fundada hace diez años (para los festivales de ópera y zarzuela ovetenses), gracias sobre todo a la cantera de los "virtuosos de Moscú" y sobre todo al buen hacer del maestro Haider. Salvo el concierto de cello no eran obras muy habituales (se notó incluso en las notas al programa de Laura Miranda) ni programadas, pero resultó ser un perfecto arranque de mis "santas" vacaciones.
Logo de la "Folixa" en De todo un poco
Pero aún me quedaba noche (y madrugada) por delante, ya que en Mieres arrancaba la "Folixa en Primavera", una cita ineludible que mezcla sidra y folk (ver vídeos), con dos grupos distintos aunque unidos por el buen hacer: mis "cubelinos", Llan de Cubel, cada vez más internacionales con el repertorio astur "tamizado" por unos arreglos adaptados a su formación (cómo ganarían con una voz femenina) y los escoceses de Battlefield Band, un espectáculo y todo un honor tenerlos en Mieres.Para hoy sábado nuevo "doblete", el final de la Semana de Música Religiosa de Avilés, con la Camerata Selandia (y Merethe Lammert cambiando el órgano de ayer por la dirección del coro) de mi añorada Dinamarca (para los que se lo pierdan, repetirán el Lunes Santo en Gijón), y la segunda noche de "Folixa" con los de casa Dixebra más los irlandeses de Altan (hoy cambiaremos la Guinness por la sidra). Ya lo contaremos, pero más bien el domingo... (antes de la otra Pasión, la de San Juan en el Auditorio).
P.D.: Crítica de Joaquín Valdeón en LNE del Domingo de Ramos.