Durante los años 30, la Tierra de Campos soporta su sempiterna Gran Depresión sumida en el caciquismo mesetario, la tradición religiosa y la pobreza extrema. En Villamuriel, Dimas, el Pajarero, vive a cargo de su abuela desde que su madre murió dando a luz y su padre fue encarcelado por motivos políticos. Leónides Sanjurjo, un anticuario que comercia con obras de arte de dudosa autenticidad y tesoros religiosos robados, recurre de vez en cuando al pequeño Dimas para obtener algunas piezas.
Ya adolescente, decide acogerlo bajo su tutela y se lo lleva a vivir a Madrid, donde Dimas se convierte en aprendiz de traficante de arte. Buen ladrón aborda una temática poco tratada en la novela española contemporánea: el expolio de obras de arte. Mezcla de novela de intriga y relato histórico, aderezada de un cervantino sentido del humor, Christian Fernández Alonso nos obsequia con una novela tan sorprendente como apasionante.
Editorial: Algaida Editores (2022)
Nº de páginas: 392
Formato: Versión Kindle / Tapa blanda
ISBN: 978-8491897163
Precio: 9,49 € / 19,90 €
ImpresionesBuen ladrón y buen libro. No en vano el presente título fue galardonado con el LXVIII Premio de Novela Ateneo Ciudad de Valladolid. Curiosamente, de Valladolid nos tendremos que trasladar a la cercana Palencia para vivir la mayoría de los pasajes narrados. Una novela... Palentina.
De lectura amable, este libro de ladrones de obras de arte resulta ser mucho más pretencioso y nos sumerge de lleno en los años de la Segunda República, Levantamiento del 36 incluido. Gestas y Dimas podrían haber protagonizado la trama aquí expuesta y resuelta, pero buen ladrón, que recordemos, sólo estaba Dimas. Gestas no llegó a reunirse con Jesús en el paraíso.
Dimas es un pobre niño que es acogido por Leónides, un anticuario muy bien relacionado, demasiado bien relacionado, amigo de la belleza y de o ajeno. Juntos, maestro y pupilo, padre adoptivo e hijo, vivirán intensamente unos años peligrosos restando a la iglesia algunos de sus más preciados bienes. Seguramente estuviesen imbuidos por el espíritu de Robin Hood. A ellos se une el chófer de Leónides, Benigno, quien resultará fundamental para que la historia termine como lo hace. Es tarea del lector aguerrido averiguarlo.
Todo comienza en Villamuriel. Al acabar la tarde, Conrado Gusano -vaya el nombrecito- descarga su rabia hacia un pobre perrito al que intenta proteger un joven Fermín Aguilar, personajes secundarios muy necesarios para comprender todo lo que se irá desgranando de esa bola de cera que se irá conformando página a página hasta que su corazón se parará y comenzará a girar en sentido inverso, gota a gota, manchando el suelo de... recuerdos.
Un amor imperecedero, un embarazo, una tragedia y el signo de los tiempos tatuado en la vida de un hombre con un destino trazado con tinta débil. Sangre de conspiraciones aderezadas con el amor suficiente para que un niño, el heredero de los suspiros entretejidos entre espigas alcance la plenitud negada a sus progenitores realizando hechos de dudosa honorabilidad que terminarían sirviendo a un buen fin.
El buen ladrón mamó de Honoria leche y sabiduría y sería posteriormente entregado a la vida, en la que encontraría el escenario perfecto para su propia realización. El analfabeto se convierte en un señor, porque un ladrón también puede ser un señor y el guante blanco es la clave de su destreza.
Dimas, el pajarero, se convierte en un personaje cercano, inolvidable, que bien podría protagonizar otros títulos si el autor así lo quisiera. Pero no depende de nosotros empujarlo a... ¿o sí?
Problemas y soluciones, hurtos de pequeña monta y robos de gran envergadura nos tendrán en vilo y contribuirán a que pasemos muy buenos momentos con una novela que cumple con todos los requisitos para que merezca la pena ser comprada, leída y regalada. Quien no obre de tal modo, que no proteste luego.
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