Revista África

Buena fe y mala praxis

Por Jorge Luis Rodríguez González

 

Palabrería. Eso es lo único que se ha gastado la Unión Europea en los últimos tiempos cuando dice querer apoyar el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Sus declaraciones de «buena fe» no bastan, si en la praxis se mantiene aferrada a algunos negocios muy oscuros con Marruecos, actual metrópoli del Sahara Occidental.

La última de la UE fue este fin semana cuando se reunión con Rabat, en la ciudad de Granada —al sur de España, país que ocupa la presidencia de turno de
los 27 países miembros— para evaluar sus relaciones políticas y económicas y darle un nuevo espaldarazo al socio del Magreb. Es la primera vez que la UE invita a una cumbre a un país fuera del bloque.

La UE mantiene con Maruecos sustanciosos contratos, algunos ilegales como el de pesca que incluye las aguas del Sahara Occidental, nación pendiente a una descolonización desde 1975. También, en términos de seguridad, este aliado extra OTAN es de suma importancia, principalmente para Madrid, pues es uno de los puntos de flujo migratorio más candentes del Magreb.

Se dice que se habló de todo en la cita de Granadas: liberalización del comercio de servicios, energías renovables, inmigración, reforzamiento de vínculos diplomáticos… Incluso se fijó una agenda operativa para consolidar el Estatuto Avanzado que le confirió la UE a Maruecos en 2008, que estipula un marco privilegiado de relaciones políticas, económicas y sociales entre ambas partes. Ese es un viejo sueño de Rabat que echó a andar especialmente gracias a España.

El mismo bloque que dice apoyar las gestiones de Naciones Unidas a favor de la autodeterminación del Sahara, legitima a su actual metrópoli al invitarlo a un encuentro de alto nivel, con el objetivo de incrementar los vínculos bilaterales, sustentados incluso con acuerdos ilegales, pero mutuamente sustanciosos.

En el mano a mano ambas partes sacan su tajada en detrimento de la soberanía de un pueblo que no conoce la libertad. Así, la UE tiene sus mercados llenos de pescado y mariscos comprados a precio de ganga, y en el Magreb, Marruecos frena una inmigración que califica de ilegal. A cambio de ello, resulta que Marruecos es ya casi el número 28
en el bloque.

Pesca ilegal en el Sahara, un asunto que la UE prefiere dilatar

La discusión sobre la «legalidad» de las faenas de los
buques europeos en las aguas saharauies estuvo ausente en la última Comisión Mixta UE-Marruecos, celebrada a inicios de febrero en Rabat, a pesar de que un informe elaborado en junio de 2009 por los Servicios Legales del Parlamento Europeo (PE) apuntaba que Europa y el Reino alauita explotan los recursos pesqueros de esa nación del norte de África. Ello viola la legalidad internacional defendida por un dictamen de Naciones Unidas emitido en 2002, que precisa que cualquier actividad económica que se realice en un territorio ocupado debe beneficiar a los intereses de ese pueblo; de lo contrario es ilegítimo.

En una entrevista concedida a IPS, la europarlamentaria Isabella Lövin, cuestionó la legitimidad del acuerdo pesquero, pues hasta el momento no se ha podido comprobar que el Sahara Occidental se beneficie de ese negocio entre la UE y s
u metrópoli. «¿Quién ha presentado alguna evidencia de que el dinero del acuerdo va al pueblo saharaui?», se preguntó la activista sueca.
«Le preguntamos al servicio legal del Parlamento Europeo si, con los hechos ahora a la vista, consideraba legal el acuerdo pesquero con Marruecos. Concluyó: “No, no podemos hallar ninguna evidencia (de que el acuerdo beneficie al pueblo saharaui).

«El servicio legal del Parlamento Europeo no puede v
er cómo esto ha beneficiado al pueblo saharaui. Así que el acuerdo debería ser renegociado y excluir aguas del Sahara Occidental», concluyó Lövin, miembro del Partido Verde de su país.

Sin embargo, el debate sobre el informe jurídico no estuvo en la agenda de la Comisión Mixta UE-Marruecos encargada de evaluar la implementación del acuerdo pesquero, sino que fue pospuesto por la propia Presidenta del Comité de Pesca del PE, Carmen Fraga Estévez, hija del ex ministro del franquismo Manuel Fraga Iribarne, aludiendo escasez de tiempo.

Al respecto, la Comisión Europea (CE) —brazo eje
cutivo de la UE— dijo que el tema no se abordaría en ese encuentro bilateral, aludiendo que se trata de una cita práctica en la que se pasaría revista a distintos aspectos de la aplicación del acuerdo y no a una renegociación. Pero fue precisamente la aplicación del acuerdo lo que quedó en entredicho por el informe jurídico del PE.
Considerado el de mayor importancia política en materia pesquera, este contrato ofrece 119 licencias para la flota comunitaria, un centenar para
barcos españoles y una cuota adicional de 60 000 toneladas a los buques dedicados a pelágicas (anchoa, caballa o arenque).

En este negocio, la monarquía de Mohamed VI cobra unos 30 millones de euros de las arcas comunitarias europeas. Una parte de esa suma debe ser invertida en el sector pesquero marroquí, y otra en planes de desarrollo. Pero de esta segunda parte, Marruecos no ha presentado a Bruselas prueba alguna.

Mantenido en secreto durante siete meses, el documento jurídico confirma la existencia de barcos europeos faenando en aguas saharauis bajo el
acuerdo de pesca UE – Marruecos y que la población saharaui nunca ha sido consultada al respecto ni se ha beneficiado de la explotación de sus propios recursos. No obstante, algunos fieles defensores de ese se jactan de que Marruecos sí ha invertido parte de lo que recibe de la UE en el desarrollo del Sahara.

El texto despertó muchas suspicacias y dudas en muchos europarlamentarios que piden mayor transparencia a la hora de negociar. Muchos consi
deran que, por lo menos, se debe dejar de pescar en aguas saharauis mientras no aparece alguna de las pruebas que demuestren la inversión marroquí en el desarrollo de la nación vecina. Pero los números no existen, por eso no los sacan a la luz pública.

Además, es irreal sostener que ese convenio cuenta con los intereses de una población, buena parte de la cual ha estado viviendo como refugiada por más de 30 años en los campamentos de Tindouf (Argelia), y en Mauritania o España, mientras que cada día aumenta el número de colonos marroquíes «inyectados» en los territorios ocupados, con el objetivo de diluir la identidad nacional saharaui.

No solo se roban el pescado

Muchos son los recursos naturales del Sahara Occidental que caen en el jamo de las transnacionales a través de los sucios negocios que mantiene la UE con Marruecos. Actualmente España es el segundo mayor consumidor europeo de áridos, y gran parte de la materia prima necesaria para mantener en funcionamiento la construc
ción —uno de los principales sectores de la economía española—, proviene del Sahara Occidental, aunque los datos oficiales reconozcan a Marruecos como el país de origen de la importación.

Las Palmas y Tenerife son las provincias del Estado español que reciben el mayor volumen de áridos. Solo en Canarias, este sector proporciona unos 540 puestos de trabajo directos en 55 empresas productoras en las 65 explotaciones de áridos activas -de las cuales 25 son canteras y 40 graveras -. Otros 2 900 oportunidades de empleo corresponden a subcontratas mineras, transporte y otros trabajos, según el Observatorio de los Recursos del Sahara Occidental (WSRW).

Un monitoreo realizado por esta organización recoge el itinerario de esa materia prima. Los desembarcos de arena proceden exclusivamente de los territorios ocupados del Sahara Occidental y son almacenados en los silos de Proyecto Dover S.L (Tenerife) y Granintra S.A (Las Palmas), para su posterior envío a la fábrica del grupo Yesos Canarias S.A (propietaria del 50 por ciento de Proyecto Dover S.L) en el Sur de Tenerife y a la del grupo CEISA (Cementos Especiales de las Islas, Hormisol Canarias y Granintra) en el Sur de Gran Canaria, denunció esa red social.

Una vieja deuda

Si a pesar del dictamen de los Servicios Jurídicos del PE, y la posición de muchos de sus parlamentarios a favor de la legalidad internacional, la UE hace mutis, entonces estaría confirmando una vez más que el atún y los mariscos que llevan a sus mercados tiene como precio su complicidad en la colonización marroquí en el Sahara. Ese es precisamente el trasfondo político de estas oscuras negociaciones.

La falsedad del discurso europeo, presuntamente a favor del der
echo de autodeterminación del pueblo saharaui como lo estipula la ONU, queda desnudada con cada nuevo espaldarazo que le da a su socio magrebí. Lejos de buscar una solución al conflicto entre Marruecos y el Sahara, la UE se ha posicionado, sin tapujos, a favor del saqueador.

Ya que España se beneficia con el 80 por ciento de las licencias para pescar en las aguas del Sahara, y ocupa además la presidencia rotativa de la UE, debiera echar a un lado los beneficios y acabar de apretarle la tuerca a su buen amigo. Esa es una deuda que contrajeron con el Sahara hace más de 30 años, cuando se marcharon de su colonia y de
jaron a ese pueblo en las garras de Marruecos.


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