La mayoría de las ocasiones mi trabajo me ha permitido
conocer a las personas en profundidad, saber de sus ilusiones y miedos, de sus
emociones más privadas y de muchos pensamientos e ideas que casi nunca le
habían dicho a nadie. Y en el 99,9% de las ocasiones he conocido a grandes
personas, personas buenas que a veces cometen errores (todos podemos
cometerlos) e incluso pueden haberle hecho
daño a personas que tienen cerca, pero buena gente cuya intención es ser feliz y que necesitan encontrar el camino
correcto para conseguir hacerlo.
Pero además, con todo lo anterior, he comprobado algo muy importante. Las personas más felices son las personas que creen que la mayoría de las personas son buena gente. Y es que somos más felices si creemos en la bondad de la mayoría de las personas que nos rodean. Siempre habrá personas que no nos llegarán a convencer, a gustar, pero es mejor no darles importancia y pensar que quizás dentro de todo lo que no nos gusta hay una buena persona. El mejor camino para ser feliz es rodearse de buena gente y posiblemente sea mucho más fácil de lo que algunos piensan, porque la grandísima mayoría de las personas son buena gente.
