Es un tema de debate que llevo teniendo ya bastantes días en el trabajo.
He de reconocerlo: me gustan demasiadas cosas. Me gusta mucho el área tecnológica, el networking, la programación, el mundo del emprendimiento, la productividad. Pero también me gusta el diseño, la fotografía, el arte, la música. Considero que este mundo pone a nuestro alcance un gran número de posibilidades para aprender, formarnos, y convertirnos en mejores personas.
¿Cuál es el problema?
Obviamente, como en casi todo, el tiempo. Disponemos de un tiempo limitado para aprender, experimentar y mejorar nuestros conocimientos. Es por eso que me surge la duda de qué es mejor: convertirse en una persona polifacética, con experiencia en muchas áreas, sabiendo manejarse bien en todas ellas pero sin ser especialmente bueno en ninguna o, por el contrario, especializarse en algo hasta el extremo de ser de los mejores en eso.
Supongo que habrá opiniones para todo.
Yo, por mi forma de ser, no puedo evitar decantarme por la primera opción: me gusta probarlo todo, me gusta entender el núcleo de una red de comunicaciones tanto como poder tocar la partitura de Juego de Tronos. Me gusta tanto ser capaz de programar una página web como sentirme orgulloso de la calidad artística de alguna fotografía tomada.
¿Y vosotros? ¿Qué opináis?