Tras recomendaros una excelente novela, El jardín de bronce , de Gustavo Malajovich, toca el turno ahora de un post dedicado a la capital argentina y donde transcurre gran parte de su narración.
Buenos Aires es una megalópolis, con una población metropolitana de 15 millones de habitantes, y como en toda gran ciudad que se visita, una de las primeras recomendaciones es tener algo de cuidado... Por ejemplo, nada más llegar deberéis observar unas mínimas normas de seguridad para no tener desagradables sustos, por ejemplo, no os subáis a cualquier taxi en el aeropuerto para ahorraros unos euros, os podría costar mucho más... o las clásicas: evitar ostentaciones innecesarias, o vigilar en qué barrios (y sobre todo a qué horas) queréis adentraros.
¿Otras recomendaciones a tener en cuenta? Se me ocurren algunas, entre ellas, las diferencias lingüísticas o algunas expresiones a evitar: la primera no digáis coger un taxi, el verbo coger tiene un significado completamente distinto allá, tanto que si afirmáis querer coger un taxi, el subte (metro), o un autobús, lo más normal es que os pregunten ¿por dónde?. La palabra pija es otra a evitar, en el Gran Buenos Aires ( Baires es un apócope también utilizado, en especial por los jóvenes porteños) así es como llaman al miembro viril. Por el contrario, si oyes a algún porteño afirmar que le gustaría que le toque la polla, no estará haciéndote ninguna proposición sexual ni es un mal hablado, simplemente está confirmando que le gustaría ganar la apuesta en las carreras de caballos. Además, otras expresiones os resultarán, al menos, curiosas: un ejemplo, aunque hayas nacido en Barcelona, Málaga o Pamplona, todos los españoles allí somos gallegos. Otro ejemplo, cuando te digan que una dirección se encuentra a tres cuadras de distancia no te rías... tú dirías manzanas.
Volviendo al viaje que os recomiendo en este post, lo primero es que sé que tengo muchos lectores porteños, por lo que espero vuestros comentarios y también vuestras bendiciones a este post, En segundo, adelanto que al ser una enorme ciudad, sería casi imposible escribiros todos los lugares a visitar en esta metrópoli fundada en la desembocadura del Río de la Plata, en 1580, por Juan de Garay, por lo que, aunque sé que me dejaré fuera algunos maravillosos rincones del Gran Buenos Aires, en mi opinión, al menos algunos imprescindibles deben ser:
Plaza de Mayo y Avenida de Mayo:
Alrededor de la Plaza de Mayo se puede visitar el Cabildo, la Catedral y la Casa Rosada (detrás de la Casa Rosada se inauguró el Museo del Bicentenario). También la llamada Manzana de las Luces, que contiene alguna de las construcciones más antiguas que quedan en la ciudad.La Avenida de Mayo, que nace en la Plaza de Mayo, es una de las más importantes y tradicionales de la ciudad. En una caminata hasta llegar al edificio del Congreso, se pueden recorrer varios de los edificios arquitectónicos más antiguos e importantes como la Casa de la Cultura y el Palacio Barolo (relacionado con la divina comedia de Dante Alighieri). O girar a la derecha en esta Avenida y caminar por Callao (otra calle emblemática arquitectónicamente hablando y donde no pueden dejar de visitar la librería El Ateneo, la tercera librería más linda del mundo según una revista especializada) hasta Corrientes y "bajar" por Corrientes hasta el Luna Park. En el camino pasareis por la Plaza de la República y su famoso obelisco:
También podéis visitar alguna de las librerías o teatros característicos de la calle Corrientes. O comer/cenar en alguna de las pizzerías más tradicionales (la herencia culinaria italiana es excelente) como Banchero, Guerrín y Las Cuartetas, entre otras; así como varios de sus bares más conocidos (La Giralda o La Paz).¿Otra opción? Pasear por las calles Florida y Lavalle (peatonales, y donde se pueden realizar buenas compras. Yo fui en pleno corralito por lo que las diferencias de cambio monetarias eran brutales, ¡casi 4 pesos=1 dólar!). Mientras realizáis estas caminatas no podréis dejar de mirar un poco más la Avenida 9 de julio, una de la avenidas o calles más largas y anchas del mundo (140 metros de lado a lado) que os mostraba en la foto "robada" anterior.
Recoleta:
En este barrio tan aristocrático podréis visitar el Cementerio de la Recoleta, la calle Alvear, el Centro Cultural Recoleta, el Museo de Eva Perón, Plaza Francia (con sus espectáculos callejeros y ferias los fines de semana), Buenos Aires Design, el Museo Malba (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires), el Museo Nacional de Bellas Artes, y la Basílica Nuestra Señora del Pilar.
Palermo:Caminar por los alrededores de la plaza Cortázar y la de Costa Rica te va a transportar a un barrio con diseño, juventud, movida artística y miles de bares. Cerca de esta zona, pero hacia el lado de la Avenida Santa Fe y Plaza Italia también está el Planetario Galileo Galilei, los Bosques de Palermo, el Jardín Japonés, el Zoológico, el Jardín Botánico y La Rural, con uno de los centros de exposiciones más grandes.
Puerto Madero:Es el barrio más moderno (y caro) de la ciudad. Se construyó ganándole terrenos al río y al ser la desembocadura del Río de la Plata tan ancha, en realidad, parece que estemos en un puerto de mar.
Además de los modernos edificios, podemos encontrar hoteles de cinco estrellas, sedes de universidades privadas o algunos notables restaurantes... no recuerdo el nombre, pero sí que nosotros visitamos un excelente y selecto restaurante donde, mientras degustábamos una impresionante cena (os recomiendo pedir en toda Argentina el bife -ya sea bife de lomo o solomillo, de chorizo, de costilla, ojo de bife- o churrasco, eso sí, azul, es decir, poco hecha), regada con la famosa Quilmes, pinchaban una sesión de chill out memorable.No está de más recomendar recorrer Puerto Madero de una punta a la otra, tanto por la zona de los diques como por el nuevo barrio donde todas las calles tienen nombres de mujeres... de noche, tiene una bella iluminación.
Retiro:El paseo por Florida o por Puerto Madero os puede llevar a la zona de Retiro. Allí, se encuentra la Plaza San Martín, con el monumento a los caídos en la Guerra de las Malvinas (de infausto recuerdo para los argentinos, tanto que incluso aún las incluyen, en algunos mapas que pude ver, como suyas), la Torre del Reloj, edificios de empresas multinacionales, la Terminal de autobuses de larga distancia o las terminales de los trenes urbanos, de mucho interés arquitectónico.
San Telmo y La Boca:La calle Defensa, una de las más emblemáticas del barrio de San Telmo cambia mucho de aspecto los sábados y domingos porque se instala una feria muy linda y puestos de comida callejera. También tiene su encanto visitar el barrio en días laborables porque hay más negocios abiertos y se puede tomar una rica cerveza mirando a los bailarines de tango que suelen juntarse en la Plaza de Dorrego.
En La Boca se puede visitar la calle Caminito (cien metros peatonales de fachadas multicolores) y sus alrededores (pasaje Garibaldi), el museo de la Pasión Boquense, y por supuesto, la Bombonera, el estadio de Boca Juniors (ojo!, en Argentina los clubes de fútbol no llevan artículo delante).Por cierto, os recordaré aunque quizá no sea necesario, que el balompié en Argentina es toda una religión, tanto que, incluso tienen su propio Dios... de nombre, Diego Armando, para más señas.
Me despido de Buenos Aires con una anécdota: cuando charlaba con un taxista sobre fútbol, de cómo éste afirmaba categóricamente que el mejor futbolista del mundo era Pelé... con la boca aún abierta, le preguntaba con ingenuidad cómo no encabezaba su lista Maradona, a lo que me contestó con toda naturalidad que Diego no entraba en ninguna clasificación puesto que "no tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano" (Éxodo 20:7 y segundo mandamiento de la Iglesia Católica).
Actualmente, además, existen otros equipos muy famosos en Buenos Aires, destacando River Plate y su estadio Monumental (es el más grande de Argentina con más de 75.000 espectadores, y que se ubica en el barrio de Belgrano aunque se identifica con el de Nuñez), Racing Club, Independiente, Vélez, o San Lorenzo de Almagro... del que es seguidor acérrimo Jorge Mario Bergoglio, (SÍ, "con la Iglesia hemos topado", además de que Dios sea argentino, el Papa Francisco también lo es).
En mi próximo post, seguiremos en Argentina, describiendo un viaje por el río Paraná, tal y como hace el protagonista de la novela El jardín de bronce en su trepidante final. Chao.