Revista Cultura y Ocio
EL ASFALTO
Después de seis años
viendo bailar las luciérnagas
y oyendo el rumor del agua
que cae sobre las hojas de los almendros,
hay noches que me apetece
sentir el olor del asfalto
que en Roma llegaba hasta la terraza
donde en verano estábamos sentados
cogidos de la mano.
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LOS MOLINOS ABANDONADOS
Tengo que entrar un díahasta el fondo de la cueva en la montañadonde mana el agua que va al Marecchiay mirarme en ella.
Tengo que ir a husmearen los molinos abandonadosdonde los carboneros con las manos negraspartían el pan calientey se lo comían con queso.
Allí estarán las ruedas quietasy en las paredes las alcayatas blancas de harina,pero el aire que mueven las mariposastendrá el olor del pany de la vida que no muere nunca.
Tonino Guerra en Poesía completa (Universidad Popular San Sebastián de los Reyes, 2001).
Traducción de Juan Vicente Piqueras.