Revista Infancia
La mayoría de los adolescentes establecen barreras impenetrables para con sus padres y confían más en su tribu urbana que en la familia donde crecieron, pero donde no sembraron raíces. En vez de resignarnos a esto, deberíamos analizar un poco qué tipo de hábitos teníamos para con ellos en sus primeros años y cuanto tiempo de calidad les dedicábamos.
La mayoría de los padres pasamos mucho tiempo alejados de nuestros niños aunque físicamente estemos siempre a su lado. La televisión, los video juegos, la prensa, el trabajo y la misma diferencia de preferencias por determinadas actividades van creando una brecha comunicacional y afectiva que cada vez se incrementa más y más. Se va creando un abismo tal, que cuando los chicos crecen se convierten en unos perfectos extraños conocidos. Pero pocas veces nos detenemos a buscar actividades que además de ser placenteras y enriquecedoras nos puedan unir más, tanto con los niños como con nuestra pareja. La familia puede aprender junta a ser cada vez mejor, a establecer lazos de corazón indestructibles y a apreciar en unión las cosas sencillas y sabrosas que nos ofrece la vida.
Hay tantas cosas que pueden darle un toque de disfrute y aprendizaje mutuo a esa maravillosa aventura de ser padres. Actividades sencillas y prácticas pero cargadas de disfrute que permiten que la comunicación con tus hijos sea del tipo corazón-corazón.
Por ejemplo:
1) La lectura en familia: ¿Cuántas horas pasan tus hijos frente al televisor? Sería mejor invertir más tiempo en leer juntos, bien sea un cuento, una revista, o cualquier cosa que haga de un rato de lectura una oportunidad de compartir, reír e imaginar juntos. Enséñales que la lectura puede ser amena y agradable, si ven que lo disfrutas, mejor aún. Además si reemplazas tu propio hábito de ver demasiada televisión por el de leer más, te harás un favor, pues en vez de seguir dejando que otros piensen por ti, comenzarás a pensar y cada vez te provocará menos estar hipnotizado frente a su pantalla. Recuerda que somos modelo a imitar por nuestros hijos, no se trata de prohibirles ver televisión, se trata de enseñarles que hay alternativas mejores. Y por supuesto predicar con el ejemplo.
2) Sembrar un árbol: Otra excelente oportunidad de pasar un buen rato con tus hijos, enseñarles a amar la naturaleza y hacerse conscientes de la importancia de cuidar el planeta en que viven. Además estar en contacto con la tierra es excelente terapia para relajarse, eliminar el estrés y para ser niño de nuevo. Para los niños es maravilloso que sus padres se permitan ser niños de nuevo de vez en cuando, y para los adultos es una oportunidad de conectarse con el pequeñín que llevan dentro y apreciar más las cosas sencillas y sabrosas de la vida. Sembrando un árbol con tus hijos sellas una especie de pacto de amor entre ellos, la tierra y tú. Pocas actividades están tan llenas de magia.
3) Jugar en el suelo: ¿Desde cuando no te tiras al suelo a jugar? ¿Ya se te olvidó lo placentero que es? ¿Sabías que no hay nada de malo en ensuciarse o mojarse en un charco? Deja de cuidarte tanto de estas cosas tan placenteras como son ensuciarte en el suelo, saltar sobre un charco o jugar bajo la lluvia. Cuando estés despidiéndote de este mundo, te darás cuenta de que debiste dedicar más tiempo a este tipo de actividades, sobre todo si es en compañía de tus hijos. Además, lo que debes transmitir a tus hijos si lo que deseas para ellos es que sean felices; es la sencillez, el disfrute, y la capacidad de saborear cada momento de la vida, este es el verdadero éxito de la vida: VIVIRLA.
4) Mirar las estrellas: A mi hija le encanta esta actividad; verlas y contarlas. Contemplar el cielo es algo muy hermoso y relajante. Además te enseña a apreciar lo insignificantes que son los problemas humanos en comparación con la magnitud y belleza del universo. Me gusta pensar que la misma fuerza que sostiene todo ese universo girando en perfecta armonía, puede asistirme siempre que crea que tengo un problema. No enseñes a tus hijos a angustiarse, enséñales a confiar en que no están solos, y que su presencia en la tierra tiene un por qué.
5) Contar e inventar historias: Una oportunidad muy provechosa para el desarrollo de la imaginación, y sembrar el hábito de la conversación y la confianza. La mayoría de los adolescentes se niega a conversar con sus padres por que estos no han establecido un verdadero puente de comunicación y confianza para expresarse. Sentarse con los niños a contar historias e incentivarlos a que cuenten e inventen las suyas propias establece un nexo comunicacional que perdurará durante toda la vida y hará que tu relación con ellos siempre sea considerada una relación de amigo y no una relación de autoridad. Además será lo que más recuerden de ti cuando ya no estés.
6) Cuidar una mascota: Es otra oportunidad de enseñarles a amar y cuidar la naturaleza, a ser responsables y a saber que los animales son nuestros hermanos menores y deben ser amados, respetados y protegidos. Un niño que aprende a ser responsable de su mascota, desarrolla de por vida un amor por los seres indefensos que le acompañará toda la vida, y no le permitirá abusar del más débil cuando de adulto se presente la oportunidad. Nuestra mejor herencia: el respeto a la vida.
Como ves hay muchísimas oportunidades para sembrar hábitos positivos y enriquecedores en la relación con nuestros hijos, estos son solo algunos de los hábitos que además de permitirnos compartir con ellos, construyen una especie de puente de corazón a corazón, que les ayudará a ser mejores hombres y mujeres y a a preciar las cosas hermosas y sencillas de la vida, en vez de darle tanta importancia al materialismo vacío que cada vez corroe más nuestras sociedades, destruye nuestro planeta y por supuesto nos condena como especie a una auto extinción segura.
Por: Elvis Canino