No soy de las que se plantea buenos propósitos para cada año que comienza. Si me paro a pensar en qué podría proponerme se me ocurren varias posibilidades: disfrutar más de mis hijos, comer sano, encontrar un buen trabajo, reciclar más, … pero es que todo eso, y casi cualquier cosa que diga, son aspectos que deseo de forma natural , sin pensarlo, sin que tenga que llegar el comienzo de un nuevo año. Y fue así, de forma casual, que he empezado a cumplir uno de los buenos propósitos más habituales: hacer ejercicio.
Está claro que hay que moverse. Dedicar un ratito cada día a ejercitar los músculos es algo necesario, mejora la calidad de vida y la prolonga. Mientras hacemos deporte generamos endorfinas, nos ayuda a despejar la mente, a combatir el estrés, a sentirnos mejor, el ejercicio es saludable.
Llevo todo el día repitiéndome todas estas afirmaciones y es que cada vez que me muevo siento un dolor intenso en cada uno de los músculos de mi cuerpo.
Maitena
Me cuesta respirar, girarme, toser, subir y bajar escaleras, y todo lo que conlleva un movimiento muscular. Una cosa lleva a la otra y lo siguiente es pensar: ‘¿Pero qué necesidad tenía yo de esto?’ ‘Si estoy bien, me siento sana y fuerte, estoy como una puncha y sin hacer ejercicio, ¿Quién me mandó a mí a hacer mantenimiento?’ Y es aquí cuando me repito una y otra vez las razones por las que debo hacer deporte. Y además también me duele el orgullo, como decía Guille el de Mafalda, porque yo no hice nada diferente a mis compañeras de tortura y las hay hasta de 70 años. Señoras entradas en unos cuantos años más que yo, resistiendo como campeonas, serie tras serie, repetición tras repetición, pierna va pierna viene. Es verdad que yo era la nueva de la clase y, claro, rodeada de mujeres mayores que yo, me crecí un poco, ‘si ellas pueden yo también’, así que resistí como una campeona, serie tras serie, repetición tras repetición, pierna va pierna viene y he aquí el resultado: medio muerta desde el primer día. Pero seré perseverante, mañana mismo vuelvo, me queda la esperanza de saber que es imposible que me duela un solo músculo más y que es algo necesario, mejora la calidad de vida y la prolonga, genera endorfinas …
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