Si hay un lugar que me ha sorprendido gratamente, éste son los Bufadors de Beví, en Santa Maria de Besora en la comarca barcelonesa de Osona y tocando la comarca del Ripollès. Ni mucho menos cuando planeé hacer esta ruta me imaginé que me encontraría en un lugar tan singular. Todas las descripciones que leí no hacen justicia a la belleza y la magia que parece emanar ese lugar. Y para darle más interés a la excursión, sólo faltó que los vecinos del lugar me dijeran " a ver si lo encuentras" cuando les expliqué que iba a visitar los Bufadors de Beví, yo que iba bien preparado con la ruta en papel, mapas y la recien instalada aplicación de Wikiloc en el móvil. " Imposible perderse ", les respondí.
Els Bufadors (" los sopladores" en castellano) son una red de cavidades y grutas que atraviesan el lado umbrío de la sierra del mismo nombre de Este a Oeste. Al parecer puede haberse formado por causas sísmicas y también por la geología de las rocas. Una de las cavidades tiene 52 metros de profundidad y un recorrido total de 400 metros, con 6 bocas de acceso. La peculiaridad de esta red de cavidades es que al encontrarse bocas a diferentes alturas, las diferencias de temperatura del aire del interior, siempre a 14ºC, con las temperaturas del exterior, provocan corrientes de aire. De ahí el nombre de " bufadors". Y uno de los efectos de estas corrientes de aire es que en los días cálidos de verano el aire más fresco de la montaña fluye hacia los orificios más bajos, y en los días fríos de invierno el aire más cálido y húmedo sale por los orificios más altos cubriendo de escarcha toda el área. Es como un sistema de aire acondicionado que ayuda a mantener un microclima en este lugar que permite la proliferación de especies vegetales más frecuentes en zona más altas o más al norte, así como infinidad de musgos y helechos.
Hecha ya la introducción, pasemos al recorrido que nos interesa. Se trata de una ruta circular de unos 6km que no tiene excesiva dificultad salvo para aquellas personas aprensivas a las alturas, y por la parte final que hay que descender bastante altura por un terreno pedregoso y no muy estable. Y si no quieres hacer la parte difícil, puedes regresar desde els Bufadors por el camino de ida, que es casi plano. Será poco más de 1km más largo, pero te recomiendo llegar hasta este lugar mágico.
Para llegar al punto de partida, viniendo en coche desde Barcelona, Vic o Sant Quirze de Besora atravesamos Santa Maria de Besora por la carretera que va a Vidrà, y justo cuando vamos a salir del pueblo torcemos a la izquierda por una calle con una señal que indica " A Ripoll per Llaers". Es el camino del Ferrers. Tras recorrer unos 3km por este camino, que realmente es una pista asfaltada, llegamos al principio de nuestra ruta, una pista de tierra que sale hacia la izquierda después de una curva a la derecha. No tiene pérdida porque está llena de indicaciones. Además hay un pequeño hueco donde podemos dejar el coche, y si no cabe, un poco más adelante en la misma carretera hay algún sitio donde poder hacerlo.
Empezamos a caminar por esta pista en suave descenso. El día que yo fui había una batida de jabalí por la zona, por lo que estaba yo más atento en no encontrarme con cazadores que en hacer fotos de ese tramo del camino. Además, tampoco había nada interesante que fotografiar, y como chispeaba un poco no quise arriesgarme a que se mojase la cámara. Total, el camino discurre en muy suave bajada, con prados a la izquierda y la montaña de los Bufadors a la derecha.
Cuando llevamos andado cerca de un kilómetro vemos a lo lejos algunas vacas pastando entre árboles.
Unos 300 metros más adelante nos encontramos con más vacas, esta vez más cerca del camino. Un ternero nos observa con ternura, valga la redundancia.
Llegamos a un cruce con un camino que lleva a una explotación ganadera hacia la izquierda. Nosotros seguimos por nuestro camino, el de la derecha, y con el permiso se las vacas, que puede que estén en medio del camino.
A partir de aquí el camino vuelve a ser aburrido y monótono. Más o menos a la altura de kilómetro 2,7 de nuestra ruta, al poco de acabarse los prados y subir un pequeño repecho llegamos a otro cruce de caminos en una especie de explanada rocosa. No podría asegurar si había alguna señal o incluso una cadena cerrando el paso en el camino de la derecha. Tengo la sensación de que sí, pero no estoy seguro. El caso es que hay que desviarse por ese camino de la derecha, que se adentra en zona boscosa.
Este sendero es muy agradable, llaneando entre árboles y con el piso lleno de hojas secas. Empieza en dirección Norte y luego tuerce al Este con la intención de rodear la sierra de los Bufadors, ahora entre esbeltas hayas.
En esta parte del camino es la más crítica, ya que el camino es tan agradable que es muy fácil pasar de largo el desvío a los Bufadors. A mí la aplicación Wikiloc del móvil no paraba de avisarme de que no iba por el camino correcto, y yo era incapaz de ver por dónde ir. O sea, que si empiezas a ver árboles cruzando el camino, es que te has pasado de largo.
Como no encontraba el camino, continué por éste que aparentemente discurría casi paralelo al "bueno", hasta llegar a un claro donde no se apreciaba una clara continuación. Durante algo más de una hora intenté encontrar el camino guiándome entre el bosque con la señal del GPS. Hasta nevó y todo en ese periodo de tiempo. Y cuando parecía que recuperaba la pista del camino de los Bufadors, llegaba a lo alto de un barranco del que no se veía salida hacia adelante, por lo que helado y empapado decidí regresar y abortar la excursión. ¡Ya tenían razón los vecinos del lugar con su advertencia, ya!
De vuelta por el agradable sendero entre las hayas, y no dándome del todo por vencido, vi a mi izquierda, entre los arbustos del margen del camino, una zona de hojas secas con barro como pisoteadas, y en una roca cubierta de musgo me pareció ver una marca de un tono de verde un poco diferente del musgo. Era pintura, y yo me encontraba justo en el punto en que Wikiloc me notificaba que estaba en el camino correcto, o sea, en el mismo lugar que a la ida me avisaba de que me desviaba y yo no daba con el camino. Las pisadas ascendían entre los arbustos por lo que más adelante parecía un empinado sendero. O sea, sobre el kilómetro 3,3 de la ruta, presta mucha atención hacia tu derecha y si ves una marca verde y un estrecho camino que sube entre los arbustos, casi paralelo al sendero por el que vas, síguelo: es el camino correcto.
Y a los pocos metros de subir por ahí, y sin que Wikiloc perdiera ya la pista, empezamos a ver cosas en el entorno que están cambiando, como grandes rocas semicubiertas de musgo. Intuímos que ya estamos cerca.
Cuesta un poco ver por dónde va el camino exactamente, así que intentamos seguir por donde las hojas secas del suelo parecen más pisadas. Y así, cuesta arriba, llegamos a una especie de paso estrecho entre dos grandes rocas: hemos llegado a los Bufadors de Beví.
Avanzamos observando las rocas y los agujeros que se ven en algunas de ellas. Nos acercamos a uno a ver si oímos soplar el aire, pero como hace el mismo frío en todas partes, no corre ni gota de aire.
Hay agujeros por todas partes, y es curioso ver cómo se combinan las rocas y los agujeros con todo el bosque.
No sólo hay agujeros, sino también grietas. Allí dentro en aquel lugar, entre dos paredes de roca, uno tiene la impresión de que en un pasado lejano un gran terremoto abrió la montaña por la mitad y las rocas que cayeron dentro de la gran grieta formaron la actual red de cavidades y agujeros de los Bufadors de Beví.
Seguimos las marcas verdes, aunque aquí ya no hay perdida, ya que el sendero discurre por el fondo de los dos barrancos que tenemos a derecha y a izquierda.
Ahora llegamos a un espacio más abierto, pero aún entre las dos altas paredes de roca. Uno tiene una extraña sensación en este lugar, como de haber viajado al pasado. Es como estar en una selva del Jurásico, y que en cualquier momento vamos a ver una criatura extinguida hace millones de años cruzando frente a nosotros.
Miro hacia arriba a mi izquierda y me da la impresión de que un buen rato atrás estuve en lo alto de ese barranco, totalmente perdido en la Serra dels Bufadors. Seguimos avanzando por este desfiladero tan especial. Por aquí también se escondieron algunos miembros del GRAPO a primeros de los 80.
Estamos entre dos altos barrancos y bajo una espesa vegetación, y hace un rato llovía y hasta cayeron unos copos de nieve, pero al parecer el sol quiere salir y un rayo se abre paso tímidamente e ilumina unos helechos haciendo refulgir su intenso color verde.
Atravesamos otro paso estrecho entre rocas, y los intensos verdes dan paso a los colores del otoño. Hemos salido del mágico lugar y volvemos al mundo real.
Al poco el camino empieza a ascender con decisión, y cuando te das cuenta llegas a lo alto de un risco desde donde puedes ver abajo el primer tramo del camino.
A partir de aquí el camino se hace más difícil para los que somos aprensivos con las alturas. El sendero se estrecha y va "carenando" con precipicio a ambos lados, hasta llegar al punto más alto, a 1.006 metros. A pesar de pasar un mal rato, las vistas valen la pena. Las nubes empiezan a deshacerse y los contrastes de luz, sombras y colores me invitan a activar el modo HDR de la cámara para hacer esta foto.
El estrecho camino sigue discurriendo por lo más alto de los riscos. Sobre el kilómetro 5,2 o 5,3 presuntamente sale un camino a la izquierda que desciende a través de una zona boscosa, y que es el camino que debería haber tomado. Yo no lo encontré y seguí recto hasta que el sendero empezó a bajar bruscamente de tal manera que en algunos tramos tuve que usar las manos para poder bajar. En algunos sitios parecia que aquello ya no era sendero sino un simple pedregal, pero al final fui a parar al mismo sitio donde acababa el camino "bueno", el que viene por la izquierda en esta foto.
El resto del camino es por la carretera a Ripoll por la que llegamos en coche. Empezamos a bajar por la derecha. Es de agradecer que al final haya salido el sol, que además por la hora que es ya está algo bajo y realza los colores del otoño tras la lluvia.
Disfrutamos del resto del camino hasta llegar al coche.
A pesar de que en realidad el recorrido no es muy largo, el hecho de haber estado perdido tanto y de haber soportado lluvia, nieve y vértigo hace que tenga ganas de volver al coche. Menos mal que el día se ha arreglado un poco.
Y hasta aquí mi experiencia en la Serra dels Bufadors. Aunque no fue muy agradable, hoy volvería a repetirla. Aquí te dejo mi track de Wikiloc para seguirlo con tu smartphone, y si quieres también puedes ver aquí mi álbum de esta excursión en Flickr, que son estas fotos que te he mostrado y alguna más. Al track le falta el primer tramo porque era la primera vez que usaba Wikiloc para seguir rutas y no me dí cuenta de que se podían guardar tracks hasta que no había recorrido unos 400 metros, pero no tiene pérdida encontrar el punto de partida.