Revista Belleza
¡Buenos días!
El producto que os traigo hoy lleva conmigo más de un año, por lo que ya iba siendo hora de que viera la luz por aquí. Se trata del famoso exfoliante de Bobbi Brown: “Buffing grains for face”. Los había probado una vez en una sesión de belleza en Bobbi Brown hace varios años, y recuerdo que me gustaron mucho y los tenía en wish – list (ay, las listas del deseo….). He dicho que lleva conmigo más de un año, pero realmente no es así: finalmente me lo regalaron hará unos dos años o más, pero no fue hasta el pasado 2015 cuando le tocó el turno de pasar a filas.
¿Os hace un café mientras os cuento más en profundidad?
Lo primero que llama la atención de los Buffing Grains for face es su formato: se trata de un polvo seco con gránulos de diferentes tamaños. Habitualmente he utilizado exfoliantes con base acuosa, por lo que cuando me lo aplicaron en el stand de Bobbi me pareció tremendamente curioso. Estos granulitos vienen en un tarrito de cristal transparente con tapa a rosca. El envase cuenta con un orificio en la parte superior para que podamos ir dispensando la cantidad de producto que necesitemos.
Este polvo se obtiene principalmente de triturar judías japonesas de la variedad Azuki, que tienen la particularidad de ser ricas en nutrientes para la piel. Es un polvo con gránulos de diferentes tamaños, y gracias a esto y a su formato, podemos controlar el grado de exfoliación que queremos en nuestra piel. Esto hace que puedan utilizarlo prácticamente todos los tipos de pieles.
Tal como viene especificado en la cajita que contiene el frasco, podemos mezclarlo con agua o con nuestra limpiadora habitual y luego aplicarlo sobre la piel. Nosotros elegimos la cantidad de producto que vamos a utilizar para exfoliar la piel del rostro.
Yo personalmente comencé utilizándola tal como hicieron conmigo en el stand: mezclaba mi limpiadora de turno con una pequeña cantidad de los Buffing grains, hacía una pasta y luego procedía a la limpieza – exfoliación de mi rostro. No obstante, aunque la piel se me quedaba suave, notaba que no era una exfoliación tan perfecta como a lo que estaba acostumbrada a utilizar (llevaba mucho tiempo habituada a las bondades de una de mis exfoliantes preferidas: el tratamiento de microdermoabrasión de Kiehl’s). Por ello se me ocurrió cambiar ligeramente el método. Procedí a masajear mi rostro con la limpiadora y, sin retirarla, aplicar luego encima el exfoliante, volviendo a masajear suavemente. De esta forma consigo una exfoliación tal como a mí me gusta y, lo que es más importante, sin irritar la piel.
Gracias a los diferentes tamaños de gránulo conseguimos una piel unificada, depurada, más luminosa, más tersa y más suave. No puedo deciros que prefiera este exfoliante al tratamiento de microdermoabrasión de Kiehl’s porque son muy, muy diferentes. Pero, junto con éste, es de los mejores exfoliantes que ha pasado por mi rutina facial.
Actualmente lo utilizo una vez por semana alternándolo con el de Kiehl’s, del cual me queda un suspiro. Y otra vez a la semana utilizo el cepillo Nexa, del que os hablaré en alguno de mis próximos posts. Con esta rutina, mantengo mi piel en condiciones bastante aceptables en lo que a uniformidad, luminosidad y suavidad se refiere.
¿La pega? El precio, sin duda alguna. Aunque en mi caso fue un regalo, recuerdo que ronda los 40 €. Eso sí, trae 28 gramos de producto, que parece que no van a durar nada pero, tal cual veis en la foto, a mí me queda exfoliante para un lustro y llevo utilizándolo ya más de un año prácticamente una vez a la semana. Es decir, que lo que es salir a cuenta, pues sí, sale a cuenta (aunque nos deje el bolsillo temblando).
Podéis encontrarlo en los stands de Bobbi Brown de El Corte Inglés., y las madrileñas (suertudas, jejejeje, lo tenéis también en la boutique de C/ Lagasca).
¿Cuál es vuestro exfoliante facial preferido?
¡Hasta la próxima entrada! Gracias por seguir siempre al otro lado,
Auxi