Algo tienen las buhardillas que tanto nos atraen a pesar de hacernos torcer el cuello al pasar por el lado del techo más bajo. La luz, la calidez, las vistas, la cercanía del techo seguramente también, hace que las viviendas y habitaciones sean increíblemente acogedoras y si tienen una distribución como la de este ático que os enseño hoy, a mí me conquistan por completo. Al ser una distribución diáfana, el pequeño piso se convierten en 100% habitable, sin espacios muertos, pero además la luz de las escasas ventanas se comparte en toda la casa de manera que la vivienda gana doblemente. Precioso el efecto del suelo de parquet de roble unificando la gran sala, pero no me han gustado nada de nada los larguísimos tiradores de los muebles de la cocina, aquí preferiría algo dentro de la máxima “menos es más”. Feliz lunes!!!
Vía: Stadshem