Cuando compramos algo deberíamos exigir poder saber cómo funciona, sí hace algo mal y poder resolverlo con nuestros propios medios. Cuando en una empresa compramos un software de gestión deberíamos poder disfrutar de un buen soporte y la libertad de si algo no nos convence poder cambiar a otro proveedor sin pensar en la hecatombe de incompatibilidades que nos encontraremos.
Imaginemos a nuestro frutero vendiéndonos manzanas que solo podemos comer. No podemos pelarlas ni cortarlas por la mitad para saber sin están maduras. Y si queremos cambiarnos de frutero porque nos cobra la bolsa de la compra a precio de cuerno de unicornio, tenemos que hacerlo pasando por un mar de papeles y sabiendo que esa Golden que tanto nos gusta nunca más la podremos disfrutar porque el nuevo frutero no puede proveernos.
Por supuesto esto es un ejemplo tirando un poco al disparate. Pero es algo que ocurre a diario en nuestras administraciones. Muchas guardan una excesiva dependencia de sus proveedores que hacen y deshacen a su antojo. Esto puede generar un gasto desmedido y la imposibilidad, debido a la comparación de costes, de migrar a otras soluciones de software ofrecidas por otros proveedores.
En esa línea, buscar una mejor autonomía y economizar gastos, el parlamento de Bulgaria acaba de aprobar una ley que impulsa el desarrollo de aplicaciones basadas en open source dentro de la administración. Por supuesto esto no eliminará de la noche a la mañana el uso de software privativo pero limitará su presencia al tener prioridad sobre éste los futuros desarrollos abiertos que se liciten para su administración pública. Si quieres conocer más detalles en el siguiente articulo (en inglés) explican todos los detalles.
Sin duda una buena noticia.
Fuente: http://lamiradadelreplicante.com