“El bullying es un tema que se ha puesto de moda, pero no quiere decir que en el pasado esta situación de abuso no ocurriera; de hecho, siempre ha estado presente, y debido a la legislación internacional, relacionada con los derechos humanos que tratan de preservar la integridad del individuo ha resurgido”.
Así lo expresó el doctor Pedro Hernández Sánchez, profesor e investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, dijo que se la mayoría de los individuos consideran un derecho general la preservación de la integridad, incluyendo cualquier comportamiento agresivo de un individuo a otro.
Asimismo, dijo que esta clase de violencia es sancionable sólo moral y socialmente, pues destacó que actualmente no existe una sanción específica en la legislación para quienes ejerzan el bullying, entendido como una modalidad de acoso o violencia que se expresa en los niños en el ámbito escolar.
El doctor Hernández Sánchez señaló que esta situación afecta psicológicamente, así como en desarrollo de las actividades académicas en los menores, y se expresa con temores hacia las personas que lo acosan, el ambiente, las instituciones y otros espacios, y debido a las experiencias generalizan el daño que se les produjo.
“Esto trae alteraciones en los estados de ánimo, baja autoestima, desconfianza y genera culpa, en el sentido de que pueda asumirse como provocador del acoso”, explicó el catedrático de la Facultad de Psicología de la UASLP.
Consideró que tanto para el acosador como para el acosado, hace falta trabajo de educación de los padres, para ser más observadores del comportamiento de los hijos, ya que su conducta suele cambiar o suele ser transgresora, es decir que sobrepasa los límites establecidos en las normas sociales o familiares.
“El trabajo tiene que ser permanente y asumir las responsabilidades de la función paterna. Un niño que le grita a sus padres, que molesta a sus hermanos, que presenta conductas agresivas con los amigos, que maltrata sus objetos o a las mascotas en casa, es un indicador de violencia”, expuso.
Finalmente, el investigador desmitificó la situación de que la transmisión de la violencia provenga exclusivamente del ambiente familiar, pues señaló que el niño se construye a partir de sus diferentes experiencias, ámbitos y modelos de referencia, como la convivencia con amigos del barrio, la escuela, la familia, por lo que la relación no puede vincularse directamente con los padres.
Revista América Latina
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