Lugar: Teatro Real. Madrid
Fecha: 6 septiembre 2016
Asistencia: 800 personas
Artistas Invitados:
Músicos: Enrique Bunbury (voz y guitarras), Álvaro Suite (guitarras), Jordi Mena (guitarras), Robert Castellanos (bajo), Jorge Rebenaque (hammond, piano y acordeón), Ramón Gacías (baterista) y Quino Béjar (percusión)
Bunbury en el Teatro Barceló: 'Evolucionar es vivir, mutar es perdurar'
Poco o nada se parece Enrique Bunbury, con 49 años recién cumplidos, al que con apenas trece años compró su primera guitarra en una Zaragoza que tampoco tiene nada que ver ahora con lo que era entonces. Y, felizmente, cualquier coincidencia con el muchacho que pasó la primera parte de los ochenta en grupos como Rebel Waltz, Proceso Entrópico o Zumo de Vidrio, es purita coincidencia.
Anda Bunbury desde marzo recorriendo el mundo con este 'Mutaciones Tour' con el que ha pasado todo el verano en España, celebrando además sus treinta años de andadura musical (aunque son algunos más), tal y como ya degustamos el pasado mes de julio en un desbordado Teatro Real de Madrid -crónica AQUÍ-. Pero parece lógico marcar la onomástica a partir de la formación de su anterior banda, Héroes del Silencio, con la que cosechó descomunal éxito hasta su separación en 1996. Dando paso después a otra fase en solitario, mutación radicalmente sonora mediante.
Porque si hay algo que se mantiene constante en Enrique Bunbury es precisamente su necesidad de evolución constante, de mutación permanente. Viajando sin billete de vuelta, haciendo del camino infinito su razón de ser, adentrándose con curiosidad en diferentes terrenos estilísticos y, de paso, colaborando con multitud de colegas de profesión en un proceso constante de aprendizaje e intercambio.
Y, bueno, tras arrasar el pasado sábado en su Zaragoza natal, Bunbury tenía una semana entera libre antes de su última fecha española de la temporada, el 10 de septiembre en el DCode Festival madrileño. Pero como aparentemente no sabe parar, ahí se cruzaron los de Los 40 para proponerle un 'Concierto Básico' que se ha sumado a última hora a su periplo, aprovechando que este martes la emisora presentaba en el Teatro Barceló de Madrid su nueva temporada, que coincide a su vez con su cincuenta aniversario. Mucho que celebrar, por tanto, en una noche que es todo un privilegio.
Así que ante un público repleto de fans congregado por invitación, la primera pregunta era si Bunbury ofrecería realmente un 'concierto básico', es decir, acústico, como de hecho es su última producción discográfica, ese 'MTV Unplugged: El libro de las Mutaciones' que es además la excusa para su regreso a la carretera. Pero no. Como él mismo ha dicho desde el escenario, les propusieron hacer un básico y ellos optaron por hacer "básicamente" lo que saben hacer.
Amplificadores a tope y todos los instrumentos enchufados para 'Iberia Sumergida', primer disparo (con mirada a Héroes del Silencio) que pone las cosas claras y al público a corear con impetuosa vehemencia. Y eso sí que se mantiene inalterable durante 'El club de los imposibles', 'Porque las cosas cambian', 'Ódiame' y ese pasaje avasallador que conforman otros dos recuerdos a su exbanda, 'El camino del exceso' y 'Avalancha'. Con el Teatro Barceló del revés a estas alturas.
Porque el estado de forma actual de Bunbury es básicamente pletórico. Sin duda todas sus anteriores mutaciones le han llevado hasta el punto actual en el que maneja el escenario como nadie y ejerce sin rubor como el mejor vocalista de la música española (con permiso de Carlos Tarque de M Clan, claro). Su carisma reluce incesantemente y el público de las primeras filas se estremece cuando se acerca para cantarles mirándoles a los ojos, en un ejercicio de comunicación total y de inapelable conexión.
Se suceden los temas mientras los 800 asistentes pierden progresivamente cada vez más los papeles. A saber, 'Que tengas suertecita', 'Puta desagradecida', 'El extranjero', 'Infinito', 'El hombre delgado que no flaqueará jamás' y 'Despierta', antes de volver a encadenar dos composiciones de Héroes del Silencio que suponen uno de los puntos culminantes de la velada. No es para menos, pues hablamos de 'Mar adentro' y 'Maldito duende', tema este último con el que Bunbury se adentra entre el público provocando la consabida histeria colectiva.
'Maldito duende', además, suena especialmente rockosa gracias a la solvencia y versatilidad de Los Santos Inocentes, la banda de Bunbury, que tan pronto lanza salvajes guitarrazos a través de Álvaro Suite y Jordi Mena como que pone a todos a bailar con el acordeón de Jorge Rebenaque. Las percusiones de Quino Béjar encajan a la perfección con la potente pegada de Ramón Gacías, integrando junto a Robert Castellanos una base rítmica tan musculosa como juguetona y, ante todo, nada conformista.
'Sí' y 'Lady Blue' son recibidas con total algarabía e irrefrenable alboroto por un público que, sin duda, no pensaba que esto fuera a dar tanto de sí. El propio Bunbury comenta distendido y socarrón tras un breve descanso que el plan inicial era tocar como una hora, por lo que, como ya se habían pasado, tendrían que "destocar" un par de canciones. La broma es acompañada por su propia sonrisa pícara y la de sus compinches, que de inocentes tienen más bien poco (y de santos tampoco, tememos).
Así es como remachamos el recital bajando el volumen de la distorsión pero aumentando el de la emotividad con 'Más alto que nosotros solo el cielo' y 'De todo el mundo', antes del desenlace definitivo e inevitable con 'Y al final'. Porque así, con el corazón en un puño, es como en esta banda dicen adiós. Hasta el próximo sábado en el DCode Festival, donde ya ninguno de nosotros seremos los mismos. De la misma manera que el que esto escribe tampoco es ya el mismo que esta tarde estuvo en el Teatro Barceló. Evolucionar es vivir. Mutar es perdurar.