Hace unos días que sentí por primera vez peta zetas en el tripa. Había olvidado por completo esa sensación maravillosa de albergar vida en mi interior. De tener un corazón extra latiendo... una pequeña criatura humana gestándose. Tengo que decir que sentir estas burbujas de amor ha sido un momento especial y maravilloso. He buscado una y otra vez, concentrada, la misma sensación... como si esos pequeños movimientos que me anuncian la vida fuesen también una forma de buscar conexión conmigo, de decir "aquí estoy". Necesitaba sentirle.
Tengo que ser honesta: Me está costando conectar. Aceptar la llegada de un nuevo bebé ha sido duro porque, aunque durante mucho tiempo tuve la ambivalente ilusión de un nuevo hijito, con el tiempo fui abandonando la idea y había llegado un momento en que ya me había desprogramado del tema. Un nuevo bebé con tantos proyectos empezados... ufff no podía permitírmelo.
Pero ahí estaba. Miré el positivo con terror... y al mismo tiempo cierto gustito imposible de describir. Puedo ser madre. Soy madre. Soy fértil. Soy poderosa. Y otra vez el pesimismo: qué mal momento has elegido bebé... Pero... ¿Cuándo es un buen momento? ¿No somos siempre muy jóvenes, muy viejas, muy flacas, muy gordas, muy exitosas, muy frustradas, muy ocupadas, muy solas... para pensar en ello? Y luego, ¿no es paradójico que cuando crees que el momento es idóneo, te pongas a buscar y buscar y que el ansiado bebé no llegue?
Sentir un piojillo nuevo moviéndose lleno de vida, con minúsculas volteretas me ha conmovido. Me ha hecho revivir la maternidad antigua. Me ha hecho recordar otros momentos, otros hijos y otras circunstancias. No. Nunca fue un buen momento y aquí están mis hijas llenándome de besos.
Me cuesta visualizar un nuevo bebé pero cada día se hace más presente. Mi ropa me anuncia que está. El malestar no me deja olvidar mi estado. Mis amigas preguntan, mi madre me mima, mi papá me compra mis yogures favoritos, mi hija mayor baila de contento, la pequeña hace mil dibujos de madres llenas y panzas de luna, mi marido toca mi tripa-cuna y entonces siento que este bebé, mi bebé, nuestro bebé no podía haber elegido un momento mejor...