Revista Salud y Bienestar
Una paciente mía se negó ayer a firmar un consentimiento informado para una operación de cirugía menor. Decía la susodicha paciente que era analfabeta total, que no sabía leer ni escribir. Yo, su médico de cabecera, no me lo creí. Pensé que me mentía. Entonces, para averiguar la verdad, la envié al colegio que tenemos frente al Centro de Salud con la indicación de que el director del colegio le emitiese un certificado demostrando que la señora era realmente analfabeta.
Hola lector. Hola lectora. Hola, profesorado de España. Hola, funcionarios. Hola, políticos en general. ¿Os ha parecido una barbaridad mi historia? ¿A que sí? Pues bien, seguid leyendo:
1-Maestros y profesores de España: Los médicos de cabecera no somos adivinos. Cuando un adolescente ha faltado a clase en los días anteriores ignoramos si ha estado en casa con gripe, si ha estado robando en una gasolinera o si ha estado cepillándose a la novia en la parte trasera de un vehículo. Por favor, no nos lo mandéis a consulta para un certificado de enfermedad que justifique su ausencia en el colegio. Si el chaval es menor de edad, preguntad a los padres. Si es mayor de edad, con su pan se lo coma.
2-Funcionarios del INEM y similares: Los médicos de cabecera no somos falsificadores de documentos. Cuando un adulto se olvida de sellar el paro y acude a la Oficina del INEM fuera de plazo, no me lo enviéis desde la Oficina a la consulta para que le expida un certificado de enfermedad. Si tú, funcionario del INEM, no te has atrevido a falsificar la fecha del sellado, ¿por qué piensas que yo debo falsificar la fecha de una enfermedad?
3-Ayuntamientos de España y concejales de cultura en general: Los médicos de cabecera no tenemos una bola de cristal. Cuando abrís un dispositivo municipal para que los ancianos hagan gimnasia no me enviéis a los pobres viejos para que yo les rellene un formulario especificando si corren riesgo de morir durante la actividad deportiva. No lo sabemos. No tenemos ni puñetera idea de cuándo o dónde se morirá la gente. No somos dioses. No estamos dentro de sus arterias ni de sus válvulas cardíacas. No sabemos si una arritmia maligna les puede aparecer en medio de una carrera. De hecho, incluso algunos futbolistas de élite se mueren de forma repentina durante el ejercicio físico. Así que no me toquéis más las pelotas y comeros vuestros propios marrones.
Los médicos de cabecera ya tenemos suficiente con oír, diagnosticar y tratar a los pacientes. No hace falta que nos enviéis chaladuras para sobrecargar de burocracia la consulta. Un respeto, por favor. Un respeto.
Firmado:
Juan Manuel Jimenez Muñoz. Médico y escritor malagueño.
NOTA: Yo añadiría algunos puntos más (abogados que nos piden un informe de CADA visita de su cliente, Mutuas que nos piden autorizacion para hacerle una RMN o similares, empresas que piden certificados de embarazo a mujeres en avanzado estado de gestación...), etc, porque en fin, esto es un NO ACABAR NUNCA...
El recurrir al Médico de Familia para que te haga un papel comienza a ser un choteo en la mente de muchos... Y para muestra este botón, uno de tantos que recojo de Twitter...