El Departamento de Microbiología, Inmunología y Biología
Celular de la Facultad de Medicina de la Universidad de West Virginia está
investigando, como los microbios que viven en nuestro tracto digestivo, puede
alterar las respuestas inmunes específicas de cada sexo. Su proyecto esta
centrado en los ácidos grasos de cadena corta, metabolitos que las bacterias en
nuestro intestino producen a medida que descomponen los alimentos que comemos y se
sabe que los ácidos grasos de cadena corta tienen efectos inmunológicos ya que pueden
mejorar o suprimir las respuestas inmunitarias. Pero aún no se ha explorado si
pueden influir en las respuestas inmunes de manera diferente en hombres y
mujeres. Para este proyecto, utilizarán modelos animales únicos que no encajan
perfectamente en las categorías masculinas o femeninas tradicionales. Por
ejemplo, los modelos masculinos pueden tener un cromosoma sexual XX o XY, y las
mujeres pueden tener cromosomas sexuales XX o XY. Estudios previos de los efectos inmunológicos
del microbioma no han tenido en cuenta las diferencias ligadas al cromosoma
sexual. Las mujeres son menos susceptibles a la infección, pero son 10 veces
más propensas que los hombres a desarrollar un trastorno autoinmune, como el
hipotiroidismo o la artritis reumatoide. Si el trabajo indica que las
respuestas inmunes difieren significativamente entre los sexos se podría mejorar
la eficacia de las vacunas, especialmente en los hombres que son más
vulnerables a la infección. El estudio también puede insinuar cómo los médicos
podemos modular las respuestas inmunes femeninas para que dejen de apuntar a
las propias células del cuerpo y desencadenen trastornos autoinmunes.