Buena parte de la ciudadanía dice desconfiar de los medios informativos más poderosos porque dan versiones opuestas del mismo hecho y se suman entusiasmados a la guerra ideológica entre izquierda y derecha.
Todos los grandes medios, especialmente la televisión, son ahora púlpitos ideológicos con notable dominio de la izquierda, que maneja mejor las emociones políticas, mientras que para la cursilería afectiva es mejor la derecha.
Ambas posturas se aderezan defendiendo los intereses empresariales, lanzándole sesgos noticiosos a los gobiernos con que intimidarlos y plegarlos a sus exigencias económicas. Sobre esto trataremos otro día.
Este último sábado llegaron a Madrid de toda España bajo la exigencia de “Dignidad” numerosas columnas de “indignados” que, según su manifiesto, quieren la destrucción del sistema constitucional y su sustitución por otro modelo castrista y chavista.
La televisión sería un medio objetivo si no fuera que permite censurar o editar las imágenes, de manera que hubo poderosas emisoras que disimularon los ataques modelo kale borroka que siguieron al mitin del actor Willy Toledo.
La Sexta y Cuatro llegaron a hablar en algunos espacios de dos millones de asistentes a la manifestación, aunque quizás no llegaran a 100.000, y algunos de sus comentaristas justificaron los ataques de los manifestantes más radicales a la policía al caer la noche, porque su vigilancia era “una provocación”.
Quien no estuviera allí tenía que informarse inicialmente de esa violencia por los canales dominados por el PP, como Telemadrid, que se centraban en el ensañamiento de grupos que, sólo hay que analizar algunas imágenes, querían matar policías.
Los medios de mayor control izquierdista están ocultando la situación de preguerra civil que crean estos grupos ultraizquierdistas, anarquistas, nacionalistas y supuestos estudiantes, cuyo objetivo es crear el caos violentamente, mientras Artur Mas lo hace pacíficamente.
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