Siguiendo la segunda parte del post de la pasada semana, el cual terminaba así:
“Todo esto es agradable y bonito cuando hay bastante reconocimiento externo, pero ¿qué pasa cuando eso no llega y a veces no viene nunca?….
Pasa que nos deprimimos, nos venimos abajo, dejamos de creer en nosotros mismos, en las capacidades que tenemos, en lo potentes que podríamos ser y además comenzamos a actuar de una manera que no es la propia, pero con tal de agradar a los demás para recibir ese dichoso reconocimiento que nos pide a gritos, nuestro EGO, hacemos cualquier cosa, entre ellas desconectarnos de nuestra ESENCIA.
Totalmente diferente es cuando el reconocimiento proviene de nuestro interior, ese que viene sin la necesidad de quedar bien con uno o con otro con tal que te den una simple palmadita o escuches palabras de alabanzas aunque no las sientan.
Cuando el reconocimiento viene de tu SER, es el valor de saber que has actuado en base a tu ESENCIA, que no te has traicionado a ti mismo con tal de recibir un reconocimiento de fuera, que muchas veces es falso.
Las personas que actúan en base a lo que son y hacen acciones sin esperar un reconocimiento externo, solamente buscan hacer muy bien lo que deben hacer y después de esto sienten satisfacción y plenitud interior, sin necesitar de lo externo.
Aunque en la mayoría de las ocasiones los que se preocupan por recibir su propia aprobación interior, suelen recibir bastante reconocimiento externo. Y esto sucede porque no están apegados a buscar esto, les interesa simplemente hacer las cosas como creen que deben hacerlo y no porque les presione su propio Ego.
En cambio aquellos que buscan constantemente el reconocimiento externo, se obsesionan con esto, están apegados y muchas de las veces no llegan de la forma que desean, con lo cual eso lleva a seguir desconectándose aún más de su autenticidad.
Lo importante es preguntarse ¿qué te aporta tener un reconocimiento externo cuando interiormente no estás satisfecho con lo que haces y eres?.
Me parece que debemos comenzar por ahí, preguntarnos sinceramente, sin autoengaños ni mentiras, qué tipo de reconocimiento buscamos y para qué le queremos.
Tener esto claro puede ayudarnos de mucho a nivel emocional y de confianza en uno mismo.
Por supuesto que no es fácil aprender a buscar tu aprobación interna antes que la de los demás, la educación tradicional nos ha enseñado e inculcado creencias sobre este tema, pero tal vez si comienzas a dar prioridad al reconocimiento interno, te ahorres muchas “montañas rusas emocionales”.
Al final para conseguir este cambio de mentalidad, hace falta un trabajo interior que modifique ciertas creencias limitantes acerca del reconocimiento externo.
Recibir reconocimiento de otras personas es algo bueno para uno, porque es una señal de que has aportado algo y lo ven, pero cuando esto se convierte en lo principal por encima de lo interior, a partir de aquí es el momento en donde ya comienza a actuar el ego por encima de tu SER.
Finalmente muchas gracias a todos aquellos comentarios que he ido recibiendo en mis perfiles de las distintas redes sociales y aportando ideas, sugerencias sobre esta segunda parte, un abrazo y hasta el próximo martes.