No sé cómo ha podido pasar. ¡Con lo superficial que yo he sido siempre! Por no saber nunca he sabido el nombre de más de dos ministros a la vez. Y jamás con la certeza de que fueran los vigentes. Sin llegar al nivel de mi prima la pequeña que con trece años me preguntó extrañada que quién era ese Felipe González que salía tanto en los telediarios. A lo que yo le contesté: El Presidente. Creo. Dos legislaturas debía llevar en el poder. Poco más o menos.
Y aquí me tienen convertida en una intensa cansina que si crisis va crisis viene. No me reconozco. De verdad. De la buena. Lo mismo me llaman socialista que marxista. O liberalista pasando por internacionalista. Hoy para rematar la novata me ha llamado naturista. A mí que siempre he sido más de Tómbola que de tertulias todo esto me suena a chino. Una ya no puede fiarse ni de su sombra.
Para recuperar el tono ligero de este mi querido blog hoy les traigo un regalo. Una perlita de la familia tigre cuya intimidad más sagrada voy a profanar haciendo público nuestro secreto mejor guardado: Nuestra canción. Como lo leen señores, el padre tigre y yo tenemos canción. Para ser exactos lo que tenemos es un himno de apareamiento. Esta maravilla de la lírica es en buena parte responsable de que nos crezcan las retoñas por doquier. No pierdan detalle porque no tiene desperdicio. Es una joyita de la primera estrofa a la última.
Sin más les dejo a Flight of the Conchords y su inigualable Business Time. Va por ustedes.
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