Sobre la prostitución en la antigua Roma se han escrito muy buenas entradas, con la lista de los diferentes tipos y servicios que realizaban. De todas ellas la que más me han llamado la atención son las Bustuariae , por ser a mi entender las más enigmáticas, que genéricamente se las llamaba Noctilucae. “polillas de noche”.
escena sexual de Pompeya
Nos cuenta Séneca que estas mujeres practicaban la prostitución en los cementerios, pero no por placer, sino por la simple razón de que durante el día trabajaban allí como lloronas, esto es, mujeres contratadas para llorar en los entierros, por lo cual conocían perfectamente la geografía extraña y sinuosa de los cementerios romanos; además de esto, y por una errata judicial, en los cementerios no se aplicaba la Ordenanza de Opio, ordenanza que imponía límites a las indumentarias y ornamentos de las prostitutas callejeras.
Ley que prohibía a las prostitutas realizar ciertas acrobacias indecentes en lugares públicos.
Marco Valerio Marcial señala que muchos viudos, luego de enterrar a sus esposas, se entregaban obsesivamente a las Bustuariae, ya que estas ejercían una especie de encantamiento lacrimoso, una suerte de llanto sensual, acompañado de gemidos y lamentos guturales, que al parecer resucitaban la lujuria de estos desdichados.A estas prostitutas se las relacionan con fantasías escandalosas, hombres que les pagaban fortunas para que simulen estar muertas, e interactuar sexualmente con ellos incluso sobre la tierra húmeda de las tumbas.Licia, fue una Bustuariae, que alcanzó cierta fama entre las clases altas por atender a sus clientes en los sepulcros y mausoleos de personajes importantes, políticos y generales.©Trustees of the British Museum
Se dice que estas prostitutas pertenecían a una cofradía selecta. Todas ellas compartían una palidez sepulcral, movimientos lentos y acompasados, y una mirada capaz de helar el corazón más intrépido. Marcial, de hecho, apunta con horror la leyenda de Nuctina, la Bustuariae más siniestra de todas.Los servicios de Nuctina costaban dos áureos (dos monedas de oro); y si alguien veía sus facciones lívidas, perfectas, rápidamente aceptaba ese precio con tal de poseerla.
Se dice que luego del sexo, Nuctina se colocaba las dos monedas de oro sobre los párpados cerrados, y acto seguido se introducía en su tumba, sitio sobre el que el asombrado cliente podía advertir una lápida con su propio nombre. Estos hombres pagaban con su alma el cuerpo de Nuctina, precio que, en opinión de Marcial, no era excesivo.
Cementerio romano de Barcelona.
Fuentes.:
Los olvidados de Roma; Robert C. Knapp
Vida cotidiana en la Roma de los Césares; Amparo Arroyo de la Fuente.
Violaine Vayoneke, La prostitución en Grecia y RomaRobert, J.N., Los placeres en Roma, Madrid, Editorial Edaf, 1992.
https://www.taringa.net/posts/ciencia-educacion/19200747/Mujeres-vampiresas-que-conozco.html
http://elespejogotico.blogspot.com.es/2012/01/bustuariae-reinas-del-cementerio.html
https://www.kn3.net/IrralokoVeintedi/60-E-6-3-9-E-C-02C-JPG.html
https://www.google.es/search?q=Victoria+Frances.&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjf7Pbfu_jXAhUHPhQKHQlwDyAQ_AUICigB&biw=1366&bih=637
COMPARTE LIBREMENTE. Pero agradeceria que se reconociera mi trabajo. Si vas a copiar algo del blog cita la fuente!