Edición: Lumen, 2013 (publicado por primera vez en 1960) Páginas: 360
ISBN: 9788426421920
Precio: 18,90 € (e-book: 11,99 €)
Me considero una lectora bastante selectiva: que si realismo, que si personajes femeninos, que si temas cercanos. Sin embargo, hasta yo reconozco que a veces todo esto da igual, porque cuando un libro es bueno poco importa el género literario al que pertenezca. Butcher’s Crossing se puede considerar un ejemplo de ello, puesto que se trata de un western, una obra que en teoría se aleja por completo de mis preferencias. Y, contra todo pronóstico, me ha gustado mucho. La empecé con curiosidad, después de que mucha gente me recomendara Stoner, del mismo autor, una recuperación que ha tenido una excelente acogida. John Williams (Texas, 1922 – Arkansas, 1994) fue un profesor universitario de escritura creativa que publicó cuatro novelas y dos compilaciones de poesía. Hasta el momento se han traducido al castellano sus tres últimas novelas: Butcher’s Crossing (1960), Stoner (1965) y El hijo de César (1972, ganadora del National Book Award), que por su variedad de géneros —la segunda tiene tintes autobiográficos y la tercera es una novela histórica sobre la Roma clásica— demuestran que el autor supo adaptar su estilo a diversos registros.
La obra que comento nos traslada a los años setenta del siglo XIX. Butcher’s Crossing es el nombre de una pequeña localidad de Kansas donde cambiará el porvenir de Will Andrews, un chico universitario de veintitrés años que llega allí con el propósito de dar un nuevo sentido a su vida, de acercarse a la naturaleza de una forma que no es posible en la ciudad. El joven charla con los vecinos, cazadores y vendedores en su mayoría. La inexperiencia y la educación de Will Andrews contrastan con las maneras de esos hombres curtidos, pero aun así el protagonista no duda en unirse a ellos cuando se le presenta la oportunidad de acompañarlos a una cacería de búfalos. No obstante, los planes no salen como habían previsto y el grupo queda atrapado en la zona durante meses, una experiencia que marca profundamente al chico.
Como se puede deducir por el argumento, Butcher’s Crossing tiene elementos propios de la novela del oeste: tema de la búsqueda del destino, personajes cazadores y prostitutas, trama de aventuras, localización y época características del género. Aun así, opino que lo más destacable es la dimensión psicológica, propia de una novela de iniciación: el protagonista siente una especie de vacío, emprende la búsqueda de algo que le aporte lo que le falta, evoluciona, lo percibimos de carne y hueso. En un principio sus diferencias con respecto a los cazadores hacen que el viaje sea duro para él, pero al regresar se ha convertido en un hombre nuevo. Mientras lo leía no dejaba de pensar que no hace falta ser un amante del western para disfrutar de la lectura, porque en cierto modo se asemeja bastante (por decir algo) a la historia de una chica de buena familia que con el comienzo de la guerra se prepara para ser enfermera y descubre una cara del mundo desconocida para ella. En definitiva, lo que importa no es tanto el «decorado» del oeste americano —aunque las descripciones del lugar son magníficas—, sino la vertiente interior, las transformaciones de Will Andrews, un enfoque universal que no entiende de géneros.
En segundo lugar, y esta vez como cualidad más propia del western, el contacto con la naturaleza y los animales invita a reflexionar sobre la fragilidad de la vida. Recuerdo una escena en la que el protagonista se siente impresionado al contemplar a un búfalo muerto un instante después de haberlo visto lleno de vida. El contexto histórico ha cambiado, pero esta observación sigue resultando dolorosa y real, tanto para las personas como para cualquier otro ser vivo (un accidente de coche, un incendio que en unos minutos acaba con un bosque, un insecto destrozado por un pisotón). Del mismo modo, a propósito de las complicaciones del viaje también se habla del hecho de afrontar situaciones para las que no se está preparado, otro asunto estremecedor e intemporal. Cuando reflexionaba sobre estas cuestiones no pude evitar acordarme de Rousseau y su teoría sobre el hombre bueno por naturaleza que se corrompe con la sociedad. De alguna manera, John Williams apunta a esa máscara social que condiciona el comportamiento de los hombres durante la caza, sobre todo de Will Andrews, en quien se acaba demostrando que todas las capas socioculturales proporcionadas por la universidad no son un impedimento para que desarrolle los mismos impulsos que los demás. Sin duda, lo mejor del libro es lo que enseña y transmite.
Con respecto a la escritura, el autor consigue arrastrar al lector con una prosa poderosa, directa, rebosante de autenticidad (es la mejor palabra que se me ocurre para describirla), con diálogos incisivos y descripciones detalladas, narrada desde una tercera persona centrada en el protagonista. En relación con la construcción de la trama, tengo que reconocer que el tramo del viaje me resultó un poco pesado, aunque cuando los personajes llegan al paraje de caza me convenció mucho más. Hay giros inesperados que mantienen el interés y, en general, me he quedado con la sensación de que John Williams es un gran escritor, un autor que puede escribir sobre cualquier asunto. Ahora tendré que leer Stoner para seguir descubriéndolo.
John Williams
En conclusión, Butcher’s Crossing me parece una muy buena novela, una recuperación que merecía ser recuperada, valga la redundancia. Como sé que quienes me leéis tenéis unos gustos parecidos a los míos (en teoría), vuelvo a insistir en el hecho de que el planteamiento de novela del oeste no debe echar atrás a nadie. En Butcher’s Crossing no importa tanto el qué, sino el cómo; el género da igual. Antes que un western, es una historia de iniciación con unas reflexiones interesantes, un viaje interior que gustará a los lectores más exigentes. No todos los días se descubre a un escritor tan excepcional como John Williams, así que os animo de forma encarecida a leer esta obra (por cierto, se comenta que Sam Mendes podría estar preparando la adaptación al cine).