Murió Margaret Tatcher. Como ocurre siempre con los grandes personajes hay división de opiniones sobre ella, y encima yo tengo mi opinión dividida, hay cosas de Maggie Tatcher que me gustan y otras que no me gustan nada. Por lo que me dijo ayer mi amigo galés, la división de opiniones se ha acentuado y aumentado la tensión después que, en las actuales circunstancias de crisis y recortes, el gobierno del Reino Unido anunciase que se van a gastar la barbaridad de 10 millones de Libras (poco más de 12 millones de Euros) en el entierro de Dama de hierro, será por el peso de tanto hierro en el ataúd.
A pesar de que muchos británicos y periodistas de todo el mundo consideran que su mejor logro fue darle la vuelta a la desastrosa situación del Reino Unido, y además que lo consiguió gracias a la imposición del liberalismo salvaje, yo no lo veo así. Si es cierto que acabó con una época en que el Reino Unido estaba en caída libre, y que en dicha recuperación el liberalismo fue un factor importante, pero en mi opinión lo que más ayudó a superar la decadencia del país fue su guerra abierta y larga con los sindicatos británicos, guerra que la Sra. Tatcher ganó de calle. Los sindicatos británicos, desde principios de los 60 hasta que Tatcher acabó con ellos a mediados de los 80, son sin ninguna duda los sindicatos más combativos pero a la vez más irresponsables que hayan existido jamás, cuyas estrategias orientadas a la destrucción del tejido empresarial provocaron el cierre de muchas empresas y un gran número de parados. No sé si los sindicatos británicos de aquella época inventaron las huelgas salvajes que hicieron un profundo daño a la economía, pero si estoy seguro que nadie las ha utilizado tanto como ellos. Las huelgas salvajes no solo se llevaban a cabo sin avisar, sino que llegaban a durar horas, incluso una sola hora, destrozando de manera sistemática la más mínima planificación empresarial.
En aquella época yo estaba en Motor Ibérica y conocí de primera mano el tremendo caos que llegaban a provocar las huelgas salvajes. El principal accionista de Motor Ibérica era Massey Ferguson, con central Europea en Coventry, y tanto Massey como sus proveedores británicos con cierta frecuencia padecían huelgas salvajes justo en los días de entregas de contratos sujetos a estrictas fechas de suministro, con lo que la huelga no solo ponía en peligro el contrato, además obligaba a la empresa a pagar indemnizaciones. También en aquella época no habían muchos vuelos directos desde España a Oriente Medio o Asia, en según qué viajes se debía hacer escala en algún aeropuerto europeo, y en más de una ocasión al aterrizar en Eathrow me encontré con que algunos servicios del aeropuerto habían iniciado una huelga salvaje de una o dos horas y mi conexión se retrasaba por bastante más tiempo que lo que había durado la huelga.
La guerra entre los sindicatos y Tatcher se inició cuando la Dama de Hierro modificó las Leyes y Normas que regían tanto los sindicatos como las huelgas, prohibiendo los piquetes y obligando a votar las convocatorias de huelga entre otras medidas, incluidas algunas policiales. Como reacción los sindicatos más combativos, liderados por los sindicatos mineros, se unieron para poner el país patas arriba y durante varios meses el Reino Unido funcionó a medio gas con enormes pérdidas, pero la señora aguantó el tipo y cuando a los sindicatos se les acabaron los fondos Tatcher ganó la batalla y los dejó tocados y medio hundidos.
Entre lo que no me gusta de la Señora está en primer lugar su apoyo a Pinochet cuando fue retenido en Londres a requerimiento del juez Garzón, y los que hasta entonces sospechaban que Pinochet apoyó a los británicos en la guerra de las Malvinas, dejaron de sospechar.
Pero lo que menos me gusta de Maggie Tatcher es que junto con Ronal Reagan fue la que inició la movida que ha acabado imponiendo el liberalismo salvaje que nos ha traído hasta esta crisis, con el agravante que la Señora fue la principal impulsora de la total desregulación del mercado financiero, que en mi opinión tiene más de la mitad de la responsabilidad de la desastrosa crisis que ahora padecemos.
Algunos periodistas se han atrevido a calificar a Frau Merkel como la Dama de Hierro actual. Me parece una comparación injusta e insultante. Si Tatcher era Dama de Hierro la Frau lo es de hojalata oxidada. Estos periodistas parecen basarse en que ambas defienden el mismo sistema económico furibundamente liberal, lo cual es cierto, pero en mi opinión hay una diferencia sustancial. A lo largo de todo el mandato de Maggie Tatcher las cosas fueron a mejor, e incluso lo siguieron haciendo cuando ella ya no mandaba, y solo empezaron a torcerse cuando la Señora ya estaba prácticamente retirada de la política, mientras la Frau, y la U.E. a sus ordenes,mantienen el mismo sistema y las mismas medidas a pesar de que está archidemostrado hasta la saciedad que no solo no solucionan nada sino que empeoran gravemente la situación. No sé porqué pero tengo la impresión de que si Tatcher, tal como le ocurre a la Frau, hubiese visto que sus medidas empeoraban repetidamente los problemas en vez de solucionarlos hubiese rectificado, por la sencilla razón que Tatcher, aunque hizo barbaridades, tomaba sus decisiones por convicción y hacía lo que a ella le parecía que era lo mejor para el país, mientras la motivación de Frau Merkel son los putos votos, y hace y nos hace hacer lo que cree que le dará más votos.