Putin en su intervención en el Foro Mundial de Davos del 2009/ Foro Mundial de Davos
Mientras Estados Unidos y la Unión Europea sancionan a Rusia por el conflicto de Ucrania y con la voluntad de aislarla, Moscú busca nuevos socios y amigos con los que poder comerciar y en Latinoamérica ha encontrado el escenario ideal para intercambiar sus productos energéticos y comerciar. Por eso, recientemente, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, hizo una gira por Latinoamérica que le llevó por Cuba, Nicaragua, Argentina y Brasil.
Putin llegó a Cuba el 11 de julio, justo una semana después que el Kremn (Parlamento ruso) aprobara la condonación del 90% de la deuda de la Habana con Moscú, que son unos 26.000 millones de euros. Además, los 3.000 millones de euros restantes, los invertirá en el Puerto comercial de Mariel, a unos 45 kilómetros de la Habana, y que se está construyendo, básicamente, con dinero de Brasil.
Putin, quien se entrevistó durante una hora con Fidel Castro, luego se reunión con su hermano Raúl, con el que firmó varios convenios bilaterales, principalmente, energéticos y armamentísticos. Mientras Cuba surte a Rusia con productos agrícolas como la caña de azúcar o café, Moscú exporta a la Isla, principalmente, equipos mecánicos y de transporte. Además, las petroleras rusas Rosneft y Zarubezhneft han firmado acuerdos para explorar yacimientos marítimos cerca de Cuba (y también de Florida).
El mismo día 11 de julio, Putin hizo una visita sorpresa a Nicaragua y que no estaba dentro de su gira inicial, donde estuvo una hora en el aeropuerto para reunirse con el presidente centroamericano, Daniel Ortega. Era la primera vez que un mandatario ruso pisaba suelo nicaragüense y no fue una visita casual. El país centroamericano está construyendo un Canal Interoceánico que quiere ser una alternativa al Canal de Panamá, principalmente, con apoyo de la empresa estatal china, HK Nicaragua Canal Development Investment Co. (HKND). Esta mega infraestructura que dividirá el país en dos tendrá un coste de unos 30.000 millones de euros. Rusia se ha mostrado interesada en participar también en este proyecto.
En el caso de Argentina, donde estuvo el 12 de julio, es diferente ya que es el único de la región latinoamericana que su comercio bilateral está creciendo desde que empezó este año, concretamente, un 7% en el primer trimestre del 2014. Mientras que Argentina vende fruta y carne a Rusia, Moscú exporta minerales y abonos agrícolas. En su visita a Argentina, Putin y su homóloga, Cristina Fernández de Kirchner, firmaron acuerdos de cooperación en materia de energía nuclear, comunicación y de asistencia legal recíproca en materia penal.
Kirchner organizó una cena especial para recibir a Putin en Buenos Aires, en la que también participó el mandatario uruguayo José Mújica, quien recientemente mostró su interés para que Mercosur (formado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) estrechara lazos con Rusia.
Putin no se perdió la final del Mundial donde, seguramente, contra su voluntad ganó uno de sus tradicionales enemigos, Alemania, pero hizo el papel como nueva sede de este evento deportivo que acogerá Rusia en 2018. Su punto final del viaje fue el 15 de julio en la ciudad brasileña de Fortaleza, donde se celebró la sexta cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en la que acordaron crear su propio banco.
Este banco, que nació, exactamente 70 años después del sistema financiero del Bretton Woods (Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial), recuerda a la idea de ese modelo de sistema que tenía que servir para recuperar a la devastada Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Ahora, el banco de los BRICS estará destinado a financiar y ayudar a los países en desarrollo en proyectos de inversión e infraestructuras. En esta reunión de los BRICS, además, fueron invitados todos los países de América del Sur.
Así pues, mientras Europa y Estados Unidos le ponen palos a las ruedas a Rusia, Moscú alza la mirada a sus otros socios potenciales.
Núria Segura Insa